martes, 25 de febrero de 2020

Tiempo... Santiago 1. 22 - 27



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”  Santiago 1. 22 – 27

Nos auto-engañamos cuando escuchamos la Palabra y no hacemos lo que dice, aun sabiendo que es lo que debemos hacer, nos mentimos a nosotros mismos si hacemos lo contrario.
El Señor Jesús pregunta “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6.46).
Esto no es una corrección para sentirnos acusados sino para arrepentirnos; el verdadero cristiano le duele el pecado, se siente adolorido en su corazón tanto por el pecado, como también por no hacer la voluntad de Dios.
Por esto, debemos cambiar de actitud frente a la forma en que estudiamos la Biblia; no debemos realizar un estudio solamente enfocado en ganar conocimiento si no en lo que podemos hacer y lograr con él.
Escuchemos cada mensaje, escudriñemos, atesoremos, dispongamos nuestro corazón para ser transformada nuestra forma de pensar y en consecuencia nuestra forma de actuar.
No escuchemos el mensaje del evangelio como cuando vamos a un simple acto religioso, pensando que ya cumplimos con estar o asistir a un determinado lugar, prestemos toda atención de tal forma que tengamos claro que al salir del lugar, al terminar de escuchar el mensaje, queda la tarea más importante de practicar lo que escuchamos. Solo así seremos verdaderos seguidores de Cristo.
Dios les bendiga abundantemente.

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