sábado, 15 de febrero de 2020

Tiempo... 2 Timoteo 2. 15 - 16



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”.  2 Timoteo 2.15 – 16


Pablo exhorta a Timoteo para que pueda ser útil en el evangelio, para que haga correcto uso de la palabra de verdad, pues en aquel tiempo al igual que hoy, pululaban las falsas enseñanzas las cuales son contagiosas y destructivas como la «gangrena» (2 Timoteo 2.17).
Esta exhortación también es para nosotros; en primer lugar debemos apartarnos de la iniquidad y presentarnos delante de Dios para ser instrumentos útiles y aprobados para Él.
El obrero del Señor no debe dejarse enredar en discusiones vacías, imaginativas y carentes de propósito, evitar el deseo de exhibirse ante los demás, pues lo que realmente importa no es conseguir elogio de los oyentes, sino que Dios apruebe lo que somos y hacemos. Que cuando Dios nos examine, no encuentre en nosotros nada indigno por lo que tengamos que sufrir vergüenza.
Ahora, no todo aquel que usa la Biblia lo hace necesariamente bien. El obrero aprobado por Dios se deja guiar por el Espíritu Santo, por tanto, no distorsiona la verdad, no la adultera, ni la cambia, sino que maneja toda la Palabra con precisión. Es capaz de interpretarla correctamente, aplicarla adecuadamente a su vida y enseñarla a los que le rodean.
Las «profanas y vanas palabrerías», son palabras vacías, sin provecho alguno para el que las escucha, y conducen hacia la impiedad. Así que, cuando más se expande el error doctrinal, tanto más crece la impiedad y vemos constantemente cómo el cristianismo va cambiando para aceptar doctrinas y prácticas erróneas.
Con estas advertencias Pablo quería animar a Timoteo al igual que a nosotros, a mantenernos firmes en la verdad del evangelio y a transmitirla a otros para que a su vez ellos hagan lo mismo.
No olvidemos que los ojos de Dios están fijos en nosotros, que nuestra vida debe ser intachable para ser obreros aprobados por Dios.
Dios les bendiga abundantemente.

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