domingo, 23 de febrero de 2020

Tiempo... Isaías 40. 27 - 31



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.  Isaías 40. 27 – 31


Suponemos a veces en medio del temor y la angustia que Dios no se interesa por nosotros, que ha descuidado nuestra vida, se ha olvidado de nuestro problema.
Que errados estamos. Quizás hoy el Señor tenga que hacernos la misma pregunta que le hizo al pueblo de Israel: “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?” Él está más cerca de nosotros aunque no lo parezca, hemos dejado de mirarlo porque nuestros ojos están enfocados solo en la dificultad.
Esto deberíamos saberlo simplemente por la misma observación y la lectura de la Biblia, que Él es el Dios Eterno que jamás se cansa y se fatiga de atender las innumerables necesidades de sus hijos para suplirlas.
No seamos hoy hallados quejándonos y reclamándole al Señor, cuando sabemos por su Palabra que jamás nos ignora, no importa que tan inescrutables sean sus caminos.
No solo no se cansa sino que da fuerza al que no la tiene, “multiplica las fuerzas del que no tiene ningunas”.
Los que hemos decaído y no tenemos fuerzas en sí mismos, debemos encontrarlas en Dios, que las tiene y las acrecienta. Dios es quien renueva nuestra fuerza y nos levanta con nuevo ánimo, para que podamos seguir.
Un hijo de Dios debe confiar, orar y esperar con la seguridad de que el Señor es nuestra fortaleza.
Levantemos las alas de la fe y pongamos nuestros ojos en Jesús, no en las circunstancias.
Dios les bendiga abundantemente.

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