sábado, 12 de julio de 2025

Un momento... Una sociedad sin Dios

 


CADA DÍA CON DIOS

Una sociedad sin Dios

 

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (Mateo 22. 39)

 

En la sociedad actual, que cada uno vive en un individualismo asombroso, confiado en una aparente seguridad y tranquilidad basada en lo que a cada uno le parece bien, en lo que le cabe conforme a sus ideas y a su forma de ser.

El individualismo prevalece sobre el bien común; el yo reina, y cuando el yo reina, no nos importa nada del otro. La vida humana cada día vale menos, nos hemos acostumbrado, a través de los canales de noticias, a ver la muerte violenta de otros, en guerras, accidentes, asaltos, entrar a toda hora en nuestros hogares.

Los robos, muertes y violaciones ya son solo una estadística.

Los mismos que defienden el lema Ni una menos, son los que salen a la calle a pedir aborto legal y gratuito.

Son las mismas marchas que reclaman trabajo las que cortan calles y no permiten que aquellos que van a trabajar lleguen a horario y cuiden el trabajo que ellos dicen reclamar.

Al sumar el comportamiento de la sociedad de todo un país y el acontecer nacional, la sociedad actual se parece mucho a Sodoma y Gomorra. Y si DIOS no ha enviado fuego del cielo es porque ha hecho una promesa, de que no castigará al hombre como lo hizo en el tiempo de Noé, o en el tiempo de Lot, y su amor es mayor que el pecado, y él sabe que en este país tiene a mucha gente que salvar aún.

La globalización de ideas, pensamientos, múltiples perspectivas, puntos de vistas, donde los valores están siendo cuestionados y puestos fuera de fuego; la moda del siglo 21, exige más que nunca que el cristiano mantenga sus convicciones.

Hay el mundo hay dos posiciones, un grupo de personas que están convencidos de que sus convicciones son totalmente correctas y el otro grupo de personas que sostienen que son incuestionablemente incorrectas. Este es el debate que en el siglo 21 ha fortalecido la idea de la globalización ante la cual es necesario luchar y defender los valores que son convicciones personales, sociales y espirituales innegociables.

Todo lo que está en contra de la Biblia, y en contra de lo que ordena el Espíritu Santo, es pecado.

Lo que ofende al prójimo, lo que no beneficia a los demás, lo que no está motivado por el amor verdadero, lo que se hace sin fe, y lo que no se hace en santidad y ética es pecado y es incorrecto, aunque el resto del mundo diga lo contrario.

Jesús dijo a sus discípulos: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13. 34)

Dios les bendiga abundantemente.

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