UN MOMENTO CON DIOS
Puertas abiertas o puertas cerradas
“Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca”. (Proverbios 5. 7)
Las decepciones pueden ser
difíciles de soportar. En un momento la vida puede parecer encaminada hacia lo
que esperamos y soñamos. Al momento siguiente, nuestro camino está bloqueado,
aparentemente sin remedio. ¿Cómo reaccionamos ante las puertas cerradas?
Si nuestros corazones están
decididos a seguir un determinado curso de acción, podemos seguir adelante de
todos modos, negándonos a creer que Dios cerraría la puerta por un tiempo o un
propósito que no podemos ver. Avanzamos manipulando a las personas o las
circunstancias, asegurándonos de conseguir lo que queremos y aplicando aquel,
muchas veces errado consejo, de que “el fin, justifica los medios”.
Tristemente, nos encontramos fuera del plan del Padre, con gran angustia y
rebeldes en cuanto a Su voluntad para nosotros, muchas veces, aún, sin
percibirlo. Otra forma en que podemos responder a un camino bloqueado es
enfadarnos porque el Señor no se pliega a nuestra voluntad. De hecho, podemos
enojarnos tanto porque Él no está haciendo las cosas a nuestra manera, que
renunciamos a Él y nos alejamos. Una vez más, rechazamos la seguridad de Su
perfecta voluntad y sólo encontramos devastación.
Por otro lado, la respuesta
piadosa es esperar y confiar. Cuando el Señor nos aparta de aquel que
considerábamos nuestro camino, es decir, el camino correcto, debemos tener fe
en Él, tomándonos el tiempo para evaluar la situación y orar para que nos guíe,
agradeciéndole, además, por cerrar las puertas que no estaban dentro Su
voluntad y pidiéndole al Espíritu que aumente nuestra sensibilidad a las
puertas abiertas que Él de antemano ha preparado para nosotros, reconociendo
que como Dios, Él sabe lo que es mejor y con certeza ya está de antemano
preparando la forma de proveerlo a cada uno de sus hijos.
Escuchemos a Dios y no nos
apartemos del camino que Él tiene para nosotros. En otras palabras, oremos,
esperemos, confiemos y obedezcamos. Alabémoslo incluso cuando no entendamos los
obstáculos en nuestro camino y permanezcamos fieles a lo que Él nos llame a
hacer. Porque de esta manera, siempre tendremos la seguridad de poder
experimentar lo mejor de lo que Él ha planeado para nosotros.
Demos gracias a Dios, por las
puertas que cierra en nuestro camino. Cuando enfrentemos puertas cerradas y no
entendamos las razones, confiemos en Su tiempo y guía, que serán lo mejor para
nuestra vida.
Dios les bendiga
abundantemente.

No hay comentarios:
Publicar un comentario