UN MOMENTO CON DIOS
El engaño daña nuestro corazón
"Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala." (1 Pedro 3. 10 – 11)
El engaño es una sombra que
empaña el alma y rompe la confianza. En este pasaje, Pedro nos exhorta a vivir
con integridad, recordándonos que nuestras palabras y acciones no son
neutrales, sino que traen consecuencias. Si deseamos una vida plena y
bendecida, debemos cuidar lo que decimos y lo que hacemos.
La mentira y el engaño, aunque
a veces parezcan soluciones rápidas o refugios convenientes, nos alejan de la
verdadera paz que Dios desea para nosotros. La integridad no es solo evitar el
engaño, sino activamente buscar el bien. Pedro nos llama a apartarnos del mal, lo
que implica una decisión consciente: no simplemente dejar de hacer lo
incorrecto, sino reemplazarlo con lo bueno.
Este mensaje es vital en un
mundo donde el engaño es común. La sociedad nos empuja a la astucia y la
manipulación como medios para avanzar, pero Dios nos ofrece una alternativa:
una vida de rectitud que cosecha bendiciones genuinas. Cuando escogemos la
verdad, honramos a Dios y construimos relaciones sólidas y confiables.
Pedro también menciona la paz.
No es suficiente evitar el mal, debemos buscar activamente la paz y seguirla.
Esto implica humildad, renuncia al orgullo y disposición a reconciliarnos. La
paz no es pasiva, sino un camino que requiere esfuerzo y determinación.
Reflexionemos: ¿hay palabras
engañosas en nuestra boca?, ¿hemos escogido la verdad incluso cuando es
difícil?, ¿buscamos la paz en nuestras relaciones? Que el Espíritu Santo nos
ayude a caminar en integridad y encontrar la verdadera vida en Cristo.
Dios les bendiga
abundantemente.
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