martes, 15 de julio de 2025

Un momento... Es necesario nacer de nuevo

 


UN MOMENTO CON DIOS

Es necesario nacer de nuevo

 

“Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo—. ¿Cómo puede un hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo? Jesús le contestó: —Te digo la verdad, nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu. El ser humano solo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual nace del Espíritu Santo. Así que no te sorprendas cuando digo: “Tienen que nacer de nuevo”. (Juan 3. 3 – 7)

 

Aquí se nos presenta el encuentro entre Jesús y Nicodemo, un fariseo que busca comprender el misterio del Reino de Dios. En este diálogo, Jesús le revela una verdad fundamental: "Es necesario nacer de nuevo" para ver el Reino de Dios. Esta afirmación desconcierta a Nicodemo, quien piensa en términos físicos, pero Jesús le habla de una transformación espiritual, un renacimiento que solo es posible por el Espíritu Santo.

Ser cristiano no se trata únicamente de conocer la doctrina o practicar rituales religiosos, sino de experimentar una renovación profunda en el corazón. Jesús enfatiza que este nuevo nacimiento no es obra humana, sino un acto divino. "Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es" (Juan 3. 6). Aquí, Jesús nos invita a dejar atrás la vieja naturaleza y abrazar una vida guiada por el Espíritu.

Este pasaje nos desafía a reflexionar sobre nuestra relación con Dios. ¿Hemos experimentado ese renacimiento espiritual? ¿Nuestra fe es solo conocimiento o realmente hemos sido transformados? Nicodemo representa a muchos creyentes que buscan respuestas, pero Jesús nos muestra que la verdadera vida cristiana no se basa en entenderlo todo, sino en confiar en la obra de Dios en nosotros.

El nuevo nacimiento implica una entrega total a Cristo, dejando atrás el orgullo, la autosuficiencia y el apego a lo terrenal. Es un llamado a vivir en la verdad, en la humildad y en la dependencia de Dios. Como cristianos, debemos preguntarnos: ¿Estoy permitiendo que el Espíritu Santo transforme mi vida? ¿Estoy viviendo como alguien que ha nacido de nuevo?

Este pasaje nos recuerda que la fe no es solo una creencia, sino una transformación radical. Que cada día podamos acercarnos a Dios con un corazón dispuesto a ser renovado por su Espíritu.

Dios les bendiga abundantemente.

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