UN MOMENTO CON DIOS
No busquemos la honra de los
hombres
"Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí." (Mateo 23. 5 – 7)
Jesús, en su enseñanza sobre
los escribas y fariseos, expone la hipocresía de quienes aparentan piedad, pero
buscan reconocimiento humano.
Este pasaje nos advierte
contra la actitud de quienes practican la fe solo de manera externa, mostrando
una imagen de santidad sin verdadera transformación interior. Hay quienes
buscan el reconocimiento y la honra de los hombres más que la aprobación de
Dios, olvidando que la verdadera vida espiritual no es exhibición sino entrega
genuina.
La apariencia de religiosidad
sin autenticidad es un obstáculo para la comunión sincera con Dios. Los falsos
hermanos pueden parecer comprometidos con la fe, pero sus acciones revelan una
intención centrada en sí mismos. Jesús nos llama a reflexionar: ¿Buscamos
agradar a Dios o recibir aprobación de los demás? ¿Nuestra fe se manifiesta en
humildad y servicio o en autoexaltación?
La clave está en seguir el
ejemplo de Cristo, quien no buscó reconocimiento sino hizo la voluntad del
Padre con humildad y amor. Una fe genuina no requiere exhibición, sino
sinceridad y transformación desde el corazón.
Que nuestras vidas sean
testimonio de una fe genuina, centrada en el amor y la obediencia a Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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