UN MOMENTO CON DIOS
¿Para qué estamos sembrando?
"Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna." (Gálatas 6. 8)
Gálatas 6. 8 nos recuerda una
verdad fundamental: nuestras acciones tienen consecuencias eternas. Este
versículo encapsula el principio de la siembra y la cosecha, un tema recurrente
en la Biblia.
Sembrar para la carne
significa vivir según los deseos egoístas y pecaminosos, buscando satisfacción
en lo material o temporal. Esta forma de vida lleva a la corrupción, no solo en
términos físicos, sino también espirituales. Es una advertencia contra el
enfoque en lo pasajero, que inevitablemente conduce a la separación de Dios.
Por otro lado, sembrar para el
Espíritu implica vivir guiados por los principios del Espíritu Santo: amor,
paz, paciencia, bondad, fe y autocontrol. Este camino no solo promete vida
eterna en el futuro, sino también una vida plena y significativa aquí y ahora,
en comunión con Dios.
Este versículo nos invita a
reflexionar sobre nuestras prioridades y decisiones diarias. ¿Estamos
invirtiendo nuestro tiempo, energía y recursos en cosas que tienen valor
eterno, o estamos atrapados en lo efímero? Es un llamado a evaluar nuestras motivaciones
y a buscar una vida que refleje los frutos del Espíritu.
En un mundo que constantemente
nos distrae con placeres temporales, Gálatas 6. 8 nos desafía a mirar más allá
de lo inmediato y a enfocarnos en lo eterno. Nos recuerda que cada acción, por
pequeña que sea, tiene un impacto en nuestra relación con Dios y con los demás.
¿Qué tipo de semillas estás
sembrando en nuestra vida diaria? ¿Cómo podemos cultivar una vida más alineada
con el Espíritu? Permitamos que este versículo nos inspire a vivir con
propósito y a buscar lo que realmente importa.
Dios les bendiga
abundantemente.

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