TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Fueron
desleales y traidores, como sus padres; ¡tan falsos como un arco defectuoso.” Salmo
78. 57.
Los registros del pasado dan cuenta de la importancia de los arcos y flechas en las estrategias militares. Ya los asirios eran especialistas en su uso y los grabados en piedra hallados, muestran los vestigios de lo que fueron sus arqueros.
Desde
la leyenda de Robin Hood hasta los films más actuales tienen protagonistas que
no han despreciado esta manera de alcanzar sus objetivos.
Y de
esto trata su uso, en manos de un arquero, el blanco a alcanzar sólo necesita
un certero disparo de flecha. Un objetivo, dirección, precisión y alcance.
Este
es el sentido de las convicciones. Posiblemente algunos confundan la convicción
con el fanatismo. Pero personas con convicciones tensan sus vidas como el arco
y están preparadas para tirar la flecha hacia objetivos claros.
Impactan
la sociedad, las familias y las comunidades con las cuales se relacionan.
Compramos
ideas por sentido común y nos adaptamos fácilmente a cualquier cosa que “suene
bien a los oídos” pero sin la posibilidad de ser críticos y comparar nuestras
certezas a la luz de la verdad de Dios. Esto implica FE.
Una
fe tal que crea firmemente sin desplazar la razón, el análisis y la apertura al
conocimiento de Dios mismo. Cuando nuestras vidas se apoyan en verdades, no
necesitamos adoctrinamientos ni de imposiciones que nos sometan, sino que
disfrutamos de la libertad y de la congruencia de vivir lo que creemos
direccionados como una flecha hacia Dios.
Muchas
veces nuestras vidas pierden el rumbo porque no tenemos en claro lo que
pensamos ni lo que creemos.
Adoptamos
formas según los otros, nos amoldamos a las necesidades de los demás y nuestro
arco de la fe se tuerce. Pero cuando es tensado en la persona de Dios, nuestra
vida es una flecha que da en el blanco seguro.
Cuando
las convicciones están claras, las decisiones se viven con libertad.
Dios
les bendiga abundantemente.
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