martes, 28 de julio de 2020

Tiempo... Romanos 14. 10 - 13



TIEMPO DE REFLEXIÓN

 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.  De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”.Romanos 14. 10 – 13.


Que maravilloso es el amor de Dios, y que interés genuino tiene por el ser humano. Esto es tan así, que reprende a aquellos que Pablo llama fuertes, por menospreciar a aquellos que son llamados débiles. La razón por la cual se produce la advertencia, es el hecho, de que más allá, de quien tiene la razón en cuestiones, de comidas, bebidas, o días de fiesta, el resultado es que algunos son contristados, y según se desprende del pasaje, la tristeza es tan grande, que pueden llegar a dar un paso atrás en su fe.
Frente a esta posibilidad, Dios advierte seriamente a los creyentes, para que cesen en sus luchas internas por cosas que no son esenciales, y recuerden que todos se iban a presentar delante del tribunal de Cristo, todos iban a doblar sus rodillas delante del Señor y aquel, quien es el único autorizado para juzgar entre lo que está bien o está mal delante de Dios.
En el Apocalipsis, Dios prohíbe muy claramente, que no debemos agregar, ni quitar enseñanzas, de la Palabra de Dios.
Pero lamentablemente, los hombres son expertos en utilizar leyes, que no están escritas, pero que todos conocen, para señalar a otros y ejercer juicios sobre los mismos.
Estas actitudes, demuestran hasta qué punto la humanidad le ha creído a Satanás, cuando le dijo en el huerto, “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
Cuando el hombre puede levantarse con tanta autoridad y tanta frescura, para juzgar a otros, en realidad se está poniendo en lugar de Dios, lo cual lo pone en un lugar muy riesgoso, dado  que Dios es muy claro en que Él es el único Dios, y que nosotros somos tan solo criaturas redimidas, y adoptadas como hijos.
Recuerdo el comentario de un hermano nuevo en una iglesia; el mismo se asombró cuando entró en la iglesia y vio que la mayoría estaba en remeras o camisas, y dijo, ¿qué pasó?, yo vine hace varios años, cargado de problemas matrimoniales, económicos y de toda índole, pero el hermano que estaba en la puerta no me dejó entrar porque yo venía sin corbata, diciéndome, “A la casa del Señor no se entra sin corbata”, Hoy cuando entré no tuve ningún problema, pero ahora estoy separado, he perdido mi familia, estoy gravemente enfermo, porque he estado varios años en la droga, económicamente estoy en la ruina, ahora ya lo he perdido todo.
Si en realidad era así, porque no me dejaron entrar hace varios años atrás, cuando todavía tenía mi familia, mi casa y mi salud. Luego de decir esto, se largó a llorar, con una profunda tristeza.
Cuantas interpretaciones personales han dejado fuera a tantos hermanos que sinceramente se han acercado al Señor.
Cuantas explicaciones vamos a tener que dar cuando lleguemos. Recapacitemos a tiempo, muchos lo van a agradecer.
Dios les bendiga abundantemente.

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