TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“En
aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a
los niños.” Mateo 11.25.
Uno
de los paisajes más lindos del Evangelio de Mateo es el narrado en el capítulo
11. El Señor Jesús se encontraba en un punto crucial en su ministerio público.
Se estaba cerrando la oferta del Reino a la nación de Israel. El rechazo de los
líderes judíos religiosos ya era manifiesto.
En
el capítulo 11 se menciona, por ejemplo, el encarcelamiento de Juan el Bautista
y el juicio del mismo Mesías sobre las ciudades de Corazín y Betsaida.
El
contexto entonces era de rechazo, traición, decepción, ingratitud e
incomprensión. Lo lógico sería que alguien dedicado y abocado a su pueblo, al
ver que los suyos no le recibieron, se frustre, se recluya, se enoje o se
deprima. Pero las palabras de Jesús muestran una actitud totalmente optimista.
Dice
Mateo: En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos al cielo, dijo: “Te alabo, Padre
del cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas de los grandes y las
revelaste a los pequeños”. Él no era impermeable al maltrato humano, le dolía
igual que a ti y a mí, se enojaba igual que nosotros, sentía el frío puñal de
la traición como también lo sentimos nosotros.
Pero
vivía constantemente alzando sus ojos al cielo de su Padre, donde nada de esto
tiene lugar. Esta conexión le permitió mantenerse de pie hasta el final. Es así
como el Maestro nos deja una lección, pues dice a renglón seguido: Aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, si quieren hallar descanso para
vuestras almas en medio de semejantes tormentas.
Tal
vez hoy nos encontremos o nos sintamos en medio de las tormentas de la vida. Es
entonces cuando necesitamos urgentemente hacer una pausa, alzar nuestros ojos y
conectarnos con Dios. ¡Y alabar!
Podremos
decir: “¿Alabar? ¿Por qué motivo?…” ¡Tenemos muchos!, miremos bien. Tal vez
sean detalles, cosas comunes. Justamente con cosas comunes los niños se
alegran, juegan y se divierten.
Quizás
necesitemos aplicar el consejo de Jesús cuando dijo que para entrar en su Reino
necesitamos ser como esos niños.
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario