TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Y
el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.” Marcos
10. 44.
En
nuestro idioma la palabra “poder” tiene dos acepciones diferentes. Una cosa es
decir que tenemos la capacidad de “poder hablar, correr o caminar” y otra muy
distinta es decir que “tal persona hace uso de poder, que hay un vacío de poder
o abuso de poder”.
El
poder en este último sentido es la capacidad de disponer de otras personas, de
roles o cosas. Si vamos muy atrás en la historia de los vínculos y de las
relaciones humanas, siempre el poder estuvo presente. Que el poder sea una
categoría casi antropológica nos enfrenta con la necesidad de prestarle mucha
atención.
Lamentablemente
el mal uso del poder genera muchas veces disparidad, asimetría, violencia y
desigualdad. Termina siendo una “forma de vínculo” donde uno domina y el otro
se corre de sus propias necesidades para quedar por debajo siendo dominado,
controlado y anulado.
Esta
forma autoritaria de mediar las relaciones, empobrece y lamentablemente anula
la libertad.
Los discípulos de Jesús habían compartido un buen tiempo con su Maestro. Habían visto su amor, su humildad, su misericordia y también su poder.
Los discípulos de Jesús habían compartido un buen tiempo con su Maestro. Habían visto su amor, su humildad, su misericordia y también su poder.
Evidentemente
Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, no querían perderse esta oportunidad de
“escalar” lugares cerca de Jesús y aprovechar a pedirle un “favorcito”: que los
ubicara a la derecha y a la izquierda del trono cuando estuviesen en la gloria.
La
respuesta de Jesús es contundente. En su reino no hay abuso de poder sino
servicio, entrega y humildad. En la nueva comunidad que Él venía a promover, el
que quiere ser primero debe ser siervo de todos. Rompe así con los modelos
establecidos y marca el camino de la reciprocidad, el respeto por la libertad
de los otros y la oposición hacia modelos de dominio y opresión.
¡Qué
lindo desafío para el día de hoy! Seguramente si encontramos oportunidades de
servicio al prójimo, estaremos muy cerca del Maestro aquí en la tierra y sin
necesidad de butacas especiales en el cielo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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