TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Tú
guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que
concentran en ti sus pensamientos.” Isaías
26.3
Inquietud,
miedo, cansancio, sensación de peligro, inseguridad, temor a perder el control,
dificultad para tomar decisiones.
En casos más extremos: temor a la muerte, a la locura o al suicidio. Palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, “nudo en el estómago”, alteraciones de la alimentación, contracturas, cansancio, alteraciones del sueño, estado de alerta constante.
En casos más extremos: temor a la muerte, a la locura o al suicidio. Palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, “nudo en el estómago”, alteraciones de la alimentación, contracturas, cansancio, alteraciones del sueño, estado de alerta constante.
Y
así podríamos seguir la lista de indicadores que nos enfrentan con enemigos
silenciosos que pueden hacer estragos en nuestras vidas: ansiedad y estrés.
Es
como si cierto hombrecito dentro de nuestro cerebro se ocupara todos los días
de oprimir un botón de “¡alerta y peligro!” expandiendo así una extraña
sensación por todo nuestro organismo, desequilibrando la estabilidad, la
tranquilidad y la armonía para vivir y enfrentar las situaciones cotidianas.
Hoy
este problema se ha instalado socialmente y produce estilos de vida muy
enfermos, que no coinciden con la paz y la seguridad que Dios invita a
disfrutar.
Dios
promete que nos guardará en paz si nuestros pensamientos perseveran en Él y si
nuestra confianza se apoya en su persona. La paz a la que refiere no anticipa
ausencia de conflictos. Esto es imposible pretenderlo en esta Tierra; pero esa
paz que nos mantiene seguros en medio de las complicaciones de la vida, está a
nuestro alcance cuando confiamos y cuando aprendemos a entregar las cargas en
manos de Dios.
Por
supuesto que esto no nos resulta tan sencillo a todos. Si así lo fuera, la
ansiedad no sería una amenaza para nadie.
Entre
lo que esperamos de modo casi ideal en la vida y de lo que se nos presenta como
realidad todos los días. Cuando esa distancia está muy lejana nos frustramos,
nos cargamos con miedos y la inseguridad se apodera de nosotros. Demos el lugar
a Dios en esa distancia y su presencia nos dará PAZ.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario