jueves, 2 de julio de 2020

Tiempo... Isaías 26. 3



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos.” Isaías 26.3


Inquietud, miedo, cansancio, sensación de peligro, inseguridad, temor a perder el control, dificultad para tomar decisiones.
En casos más extremos: temor a la muerte, a la locura o al suicidio. Palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, “nudo en el estómago”, alteraciones de la alimentación, contracturas, cansancio, alteraciones del sueño, estado de alerta constante.
Y así podríamos seguir la lista de indicadores que nos enfrentan con enemigos silenciosos que pueden hacer estragos en nuestras vidas: ansiedad y estrés.
Es como si cierto hombrecito dentro de nuestro cerebro se ocupara todos los días de oprimir un botón de “¡alerta y peligro!” expandiendo así una extraña sensación por todo nuestro organismo, desequilibrando la estabilidad, la tranquilidad y la armonía para vivir y enfrentar las situaciones cotidianas.
Hoy este problema se ha instalado socialmente y produce estilos de vida muy enfermos, que no coinciden con la paz y la seguridad que Dios invita a disfrutar.
Dios promete que nos guardará en paz si nuestros pensamientos perseveran en Él y si nuestra confianza se apoya en su persona. La paz a la que refiere no anticipa ausencia de conflictos. Esto es imposible pretenderlo en esta Tierra; pero esa paz que nos mantiene seguros en medio de las complicaciones de la vida, está a nuestro alcance cuando confiamos y cuando aprendemos a entregar las cargas en manos de Dios.
Por supuesto que esto no nos resulta tan sencillo a todos. Si así lo fuera, la ansiedad no sería una amenaza para nadie.
Entre lo que esperamos de modo casi ideal en la vida y de lo que se nos presenta como realidad todos los días. Cuando esa distancia está muy lejana nos frustramos, nos cargamos con miedos y la inseguridad se apodera de nosotros. Demos el lugar a Dios en esa distancia y su presencia nos dará PAZ.
Dios les bendiga abundantemente.

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