TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Ahora,
el que nos ha formado para este propósito es Dios, que nos ha dado el Espíritu
como depósito, garantizando lo que está por venir.” 2 Corintios 5. 5.
Una
hermosa verdad que la Biblia nos regala es el hecho de que, si bien Jesús se
fue a preparar lugar para nosotros, también es totalmente cierto que nos está
preparando a nosotros para ese lugar. Alguien dijo y con acierto que la vida se
asemeja a la escuela preparatoria y que la graduación será allá en el cielo.
Circunstancias, personas, adversidades, bendiciones y etapas; todo ellas son lecciones, asignaturas que el soberano Maestro dispone en nuestro camino en su sabia voluntad para nuestro bien, según lo declara Romanos capítulo 8 versículo 28.
Enfrentar cada circunstancia de la vida considerando que somos preparados para aquel lugar, cambia totalmente la manera en que enfrentamos y atravesamos esas circunstancias. Es entonces cuando se cumple la palabra del apóstol Pablo que propone:
Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. (Efesios 6.13) Queda resonando la frase: después de haberse preparado bien.
Circunstancias, personas, adversidades, bendiciones y etapas; todo ellas son lecciones, asignaturas que el soberano Maestro dispone en nuestro camino en su sabia voluntad para nuestro bien, según lo declara Romanos capítulo 8 versículo 28.
Enfrentar cada circunstancia de la vida considerando que somos preparados para aquel lugar, cambia totalmente la manera en que enfrentamos y atravesamos esas circunstancias. Es entonces cuando se cumple la palabra del apóstol Pablo que propone:
Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. (Efesios 6.13) Queda resonando la frase: después de haberse preparado bien.
Nuestra
humana arrogancia y autosuficiencia nos hace creer que ya estamos listos, que
no necesitamos que nadie nos diga nada, ni siquiera Dios, que ya hemos
aprendido todo lo necesario, que por nuestra experiencia en la vida cristiana
podemos andar solitos. Pero la verdad antes enunciada se seguirá cumpliendo
hasta el último día de nuestras vidas: Él nos llevará al cielo, sí, y nos está
preparando para ese lugar.
En
toda la Biblia encontramos la verdad que muestra que Dios nunca nos llevará a
un lugar que antes no haya preparado, así como tampoco nos llevará sin
prepararnos a nosotros.
Esa
fue la experiencia de Canaán, la tierra prometida, y de Israel rumbo a ella. La
meta de Dios es presentarnos como una novia con un vestido blanco, sin mancha,
ni arruga, ni cosa semejante, (Efesios 5.27). En ese proceso estamos y hacia aquella
boda vamos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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