LO
QUE DEBEMOS CONOCER
Las
profecías cumplidas son una prueba increíble de la inspiración de la Biblia.
La
Biblia se evidencia como la Palabra de Dios debido a su calidad de eterna.
La
Biblia no es el libro del mes, es el libro de las edades.
No
ha habido un libro más atacado, del que se hayan burlado más, que haya sido
desdeñado, ridiculizado y que hayan creado leyes en su contra.
Hubo
un tiempo en la historia de Escocia en el que poseer una Biblia era un crimen
digno de muerte.
Hay
quienes han jurado y declarado que destruirán este libro. El apóstol Pedro
escribe: «Porque: Toda carne es como la hierba, y toda su gloria es como
la flor de la hierba…». Usted y yo somos como una simple hoja de la
hierba. Nos vamos a marchitar y morir. «Pero la palabra del Señor
permanece para siempre» (ver 1 Pedro 1.24, 25). ¡Para siempre!
Hay
algunos expertos teólogos que creen haber sido llamados a reexaminar la Biblia.
La Biblia está para juzgarnos a nosotros; nosotros no estamos para juzgar la
Biblia.
Si
alguien arrojara el antiguo libro en un horno ardiente, este permanecería y
seguiría existiendo sin alteración alguna.
Aquí
estamos en una nueva y moderna era, y seguimos estudiando este antiguo libro
que ha resistido la prueba del tiempo y sobrepasado a todos los libros. Dios ha
mantenido la promesa hecha a Isaías hace más de 2.500 años: “En cuanto a
mí, éste será mi pacto con ellos: ‘Mi Espíritu que está sobre ti y mis palabras
que he puesto en tu boca no se apartarán de tu boca, ni de la boca de tus descendientes,
ni de la boca de los descendientes de tus descendientes, desde ahora y para
siempre’, ha dicho Jehovah” (Isaías 59.21)
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