LO
QUE DEBEMOS CONOCER
La
prueba de la confianza
“El
que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a
Dios le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha
dado acerca de su Hijo” (1 Juan 5.10). Esta es la mayor y más fuerte
prueba, y todas las demás parten de esta.
La
convicción bíblica (confianza) no es sólo un ejercicio intelectual. No creemos
acerca de Jesús, creemos en Jesús. Podemos creer que un avión puede volar, pero
confía en él cuando sube a bordo?
Confianza
es más que aceptar intelectualmente algunos hechos que nos salvan. Observemos
también que este versículo está en tiempo presente. No dice: “El que ha
creído”. Dice: “El que cree”. Nuestra confianza siempre debe estar en tiempo
presente.
La
Biblia nunca se enfoca en algún suceso del pasado en el que hayamos creído en
Jesucristo. Siempre trata con nuestra confianza presente. Es interesante cómo
mucha gente quiere volver a un evento del pasado. Algunos incluso dicen: “Si
usted no puede mostrarme el sitio y decirme el momento cuando recibió a Jesucristo
como su Salvador personal, entonces no es salvo”.
Pero
en esto hay un error: No es bíblico y por lo tanto no es así. La Biblia nunca
dice que sabremos que somos salvos por algo que recordemos del pasado.
Dice: “El que cree” (tiempo presente); así de sencillo.
Si
estamos creyendo, entonces hubo un momento en que verdaderamente creímos.
La
pregunta es: ¿Estamos creyendo en Jesús ahora? Algunos creyentes verdaderos se
preocupan porque no recuerdan el momento exacto como otros lo recuerdan. Otros
han tenido experiencias extraordinarias cuando se volvieron del pecado y
pusieron su fe en Cristo. Otros crecieron en una familia cristiana y así fueron
criados hasta que algún día entendieron que confiaban en Jesús como su Señor y
Salvador.
Esto
no quiere decir que fueron medio salvos, después un poco más salvos y luego
completamente salvos. Nadie es medio salvo. Ser medio salvo es estar totalmente
perdido. Hubo un momento en el que esa persona llegó a la fe salvadora, pero
puede que no logre precisar ese momento en particular como otros.
Si
estamos confiando en Jesús ahora es porque sí confiamos en Jesús. La prueba
real no es si recordamos el momento o el lugar, sino que en este momento
estemos poniendo nuestra confianza en el Señor Jesucristo.
“El
que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo…” (1 Juan
5.10).
El
testimonio del Espíritu no es un sentimiento emocional. Las emociones son la
parte superficial de nuestra naturaleza. La salvación es la obra más profunda
de Dios. Él no hará la obra más profunda en la parte más superficial. El
testigo es el Espíritu Santo quien dice a nuestro espíritu humano con una
confiada calma que pertenecemos a Jesucristo.
Es
una percepción interna en quienes hemos sido salvos, por la cual sabemos que lo
somos. Un verdadero creyente con este testimonio nunca queda a merced de un incrédulo
con argumentos.
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario