LO
QUE DEBEMOS CONOCER
El
testimonio de la Palabra
El
segundo testigo es la Palabra. “Y este es el testimonio: que Dios nos ha
dado vida eterna, y ‘esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la
vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he
escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna” (1 Juan 5.11-13).
Las
Escrituras nos han sido dadas para que creamos. Leemos en la Biblia en Juan
5.24: “De cierto, de cierto os digo que el que oye mi palabra y cree al que me
envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación, sino que ha pasado de
muerte a vida”. Ese es nuestro certificado de nacimiento espiritual.
Esa
es la confianza en la Palabra. Unamos estas afirmaciones: los testimonios que
el Espíritu y la Escritura nos dan nos llevarán a esta agradable certeza. Si
estamos confiando, habrá genuinas señales del nuevo nacimiento en nuestra vida.
Habrá un deseo de obedecer sus mandamientos, habrá amor por la gente, y habrá una
tranquila confianza de que pertenecemos a Dios, respaldada por el Espíritu
Santo y la Palabra de Dios, la Biblia.
Si
aun así tenemos dudas, podemos tener algún pecado en nuestra vida. No está
obedeciendo al Señor y necesitamos confesar ese pecado porque no hay nada más
perjudicial para la fe y la seguridad que el pecado sin confesar y sin
arrepentimiento en nuestro corazón y en nuestra vida.
Enfrentemos
ese pecado y veamos si la seguridad de la salvación no vuelve. ¡Demos gracias a
Dios por tener una salvación así!
Dios
les bendiga abundantemente.
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