LO
QUE DEBEMOS CONOCER
La
gracia es un regalo
Si
efectuamos un pago por un regalo, entonces deja de ser regalo.
De
un regalo no podemos jactarnos, porque es precisamente eso, un regalo. En el
cielo no habrá nadie que se jacte por estar ahí. Cuando lleguemos allá, Dios
recibirá toda la alabanza y la gloria por su maravillosa, incomparable y
espléndida gracia.
Entramos
al reino mediante un nuevo nacimiento y esto sucede cuando ponemos nuestra fe
en la gracia de Dios. Juan, en su primera epístola, da unas características de
los que han nacido dos veces. Podemos llamarlas marcas de nacimiento del
creyente. Si hemos nacido de nuevo, la evidencia estará presente.
“En
esto sabemos que nosotros le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos.
El que dice: ‘Yo le conozco’ y no guarda sus mandamientos es mentiroso, y la
verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el
amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él. El que
dice que permanece en él debe andar como él anduvo” (1 Juan 2. 3 - 6).
Juan no se anda por las ramas, directamente dice: “Mire, no me diga que es salvo
si no está guardando los mandamientos de Dios. Si dice que lo es, es un
mentiroso”.
No
somos salvos por guardar los mandamientos, sino que si somos salvos los
guardaremos. Ya hemos aprendido que la salvación no es por obras.
No
nos salvamos por “guardar los mandamientos”.
Cuando
guardamos los mandamientos, nos guiamos por ellos. Eso no se refiere a
perfección sin pecado porque nadie es perfecto a excepción de Dios. Pero quiere
decir que el deseo de nuestro corazón es guardar la Palabra de Dios.
Dios
les bendiga abundantemente.
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