UN MOMENTO CON DIOS
Crecer a partir de nuestros
errores
“Los mandamientos y las enseñanzas son como una lámpara encendida; la corrección y la disciplina te mostrarán cómo debes vivir.” (Proverbios 6. 23)
La mayoría de las veces, para
que un sueño se haga realidad, es necesario esforzarse.
A fuerza de perseverar, se
puede lograr ir concretando lo que habíamos soñados. En el proceso puede haber
idas y vueltas, las fallas y los errores, nos ayudan a perfeccionar lo que
creíamos que estaba bien. Los errores nos conducen a las mejoras.
Debemos comprobar la
importancia de insistir y persistir.
¿Estamos desanimados por nuestras
fallas? Los seres humanos, por nuestra condición, somos proclives a fallar.
Muchos de nuestros yerros nos traen tristeza y otros, la profunda sensación de
que jamás alcanzaremos la victoria. Pero si perseveramos, llegaremos a la meta,
con un carácter desarrollado como vencedores.
Igual la vida cristiana. No
experimentamos el crecimiento personal y espiritual de la noche a la mañana. Es
un proceso. Avanzamos en la medida que: primero, dependemos del Señor Jesucristo;
segundo, desarrollamos una sólida vida de oración, tercero, estudiamos las
Escrituras y cuarto, ponemos en práctica sus enseñanzas.
Dios nos enseñó que en las
Escrituras encontramos adecuada orientación, y también, que una vez
identificados los errores, debemos aceptar las instrucciones orientadas a
aplicar cambios: “Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
y camino de vida las reprensiones que te instruyen…” (Proverbios 6. 23)
Todos podemos cambiar. Es
posible. No en nuestras fuerzas,
sino con el poder que proviene
de nuestro amado Señor Jesucristo.
¿Cometimos errores? El hecho
de identificarlos ya es un gran paso.
Con la ayuda de Dios no hay
límites para el crecimiento.
Dios les bendiga
abundantemente.
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