viernes, 16 de octubre de 2020

Tiempo... Juan 7. 15

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede éste saber de letras sin haber estudiado?”  Juan 7.15.

 

"Se Maravillaban". Jesús surgió del lado inesperado del campo. Él no sólo no encajó en el molde, sino que él actuó diferente, habló diferente y pensó diferente. Aunque trató, la audiencia no lo pudo categorizar. Ante eso quedaron asombrados.

Cuando nosotros nos encontramos con Jesús nos damos cuenta al mirar el gran cuadro del primer siglo, que Jesús no es familiar dentro de ese contexto. Cuando nosotros pensamos que ya lo tenemos en nuestra visión, en realidad no estamos mirando la pintura correcta, si miramos más cerca nos asombraremos aún más.

Juan usa en este versículo la palabra “Maravillaban”, de la palabra griega “Thaumaso”.

En el Griego clásico, esta palabra está ligada a una variedad amplia de emociones. Esta variedad nos ayuda a ver la reacción humana frente a Jesús.

Thaumazo puede significar: Asombro, pero con una actitud de crítica, duda o rechazo. Es realmente una sorpresa cuando oímos o vemos algo que no podemos creer porque parece que está fuera del centro.

Thaumazo, significa también Admiración, como la admiración que sentimos cuando admiramos la naturaleza y su belleza.

Thaumazo significa también: Estimar o admirar, pero con cierto sabor a sorpresa escéptica. Es el mismo sentido que podemos experimentar ante la presencia de alguien que hace un acto heróico inesperado.

Finalmente, Thaumazo significa: Maravilla, pero con un elemento de temor. Es lo que ocurre cuando llegamos ante la presencia de Dios, ya que experimentamos asombro pero con un elemento de temor o reverencia al mismo tiempo.

Cuando Juan escogió esta palabra, él tomo el verbo correcto para la reacción humana frente a Jesús. Jesús es completamente accesible pero extrañamente diferente. Él es gentil pero crudamente demandante. Él es amor pero sus palabras cortan el alma. Él enseña humildad pero está firme en gloria. Les da bienvenida a todos pero reclama exclusividad.

En ningún momento pensemos que Jesús es como nosotros, aunque es realmente humano, no es como nosotros, ya que nosotros somos la imagen deformada de Dios, pero él es original.

La maravilla de Jesús es que cuando lo reconocemos, él viene a nosotros como alguien que se parece a cada uno, pero tan pronto nos acercamos a Él, encontramos que no nos podemos comparar a él. Él es completamente diferente, maravillosamente libre, atractivamente extraño.

Completo y perfecto al lado nuestro, pero capaz de amarnos tal cual somos y ayudarnos a caminar de Su mano cada día para que podamos sentir Su amor y su ayuda para cambiar nuestras imperfecciones y parecernos a Él.

¿Eso no es maravilloso?

Dios les bendiga abundantemente.

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