martes, 27 de octubre de 2020

Tiempo... Filipenses 4. 6 - 7

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4. 6 - 7.

 

No tengamos afanes, sino oraciones; no inquietudes, sino mucha comunión con Dios. Pongamos nuestras súplicas delante del Señor de la vida, guardián de nuestra alma. Acerquémonos a Él con dos partes de oración y una de alabanzas fervorosas. No oremos con dudas, sino con gratitud.

Tengamos por cierto que nuestras peticiones han sido atendidas, y, por tanto, alabemos al Señor por su misericordia. Él nos prodiga sus bendiciones; démosle las gracias. Nada le escondamos, ni guardemos en nuestro pecho inquietud alguna que perturbe nuestro corazón; «sean notorias vuestras peticiones».

No recurramos al hombre, sino sólo a Dios, al Padre de Jesús que en Él os ama. De este modo encontrarás la paz de Dios. Jamás podremos comprender de cuánta paz nos inundará. Él nos estrechará en sus brazos amorosos. Nuestro corazón y nuestro espíritu quedarán sumergidos por Cristo Jesús en un océano de reposo.

Venga sobre nosotros la vida o la muerte, la pobreza o el dolor, la calumnia o el odio, siempre estaremos al abrigo de toda tempestad, por encima de todas las nubes que nos amenacen. ¿Por qué no obedecemos a este tan inefable mandato?
Sí, Señor, creo en ti, pero ayuda mi incredulidad.

Hoy descargaré toda mi ansiedad en el altar del Señor. El me cuida mejor que cualquier otra persona.

Señor, Gracias por darme de tu amor y tu grandeza.  Gracias por extender tu mano sanadora y fortalecerme. Amén.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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