viernes, 23 de octubre de 2020

Tiempo... Colosenses 4. 3

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Que Dios nos abra una puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también he sido encarcelado”. Colosenses 4. 3.

 

Muchas veces vemos puertas cerradas en nuestro camino.  Quisiéramos avanzar y parece que no podemos  o no vemos.

¿Qué hacer en ese momento? El mejor recurso que tenemos es la oración.  Cuando nos doblegamos de corazón ante el Dios Todopoderoso, podremos ver como él majestuosamente puede abrir puertas cerradas.

La cuestión principal es creer que nuestra petición nos será concedida.

Aunque es importante verbalizar nuestras peticiones y hablar con fe, algunos cristianos ponen demasiado énfasis en tener la posibilidad de llamar las cosas a existencia, independientemente de haber escuchado una invitación previa de parte del Señor para hacerlo.

“Porque por fe andamos, no por vista”. 2 Corintios 5. 7.
“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.  Hebreos11. 1.
“Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas”.  Mateo 6:32.
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho”. Juan 15.7.

Todos estos versículos de la Biblia nos muestran que Dios está listo a operar en bien de sus hijos. Las puertas que parecen cerradas podrán recibir el golpe de gracia que las hará sacudirse para entonces abrirse de par en par.

¿Qué puerta cerrada vemos hoy ante nosotros?  ¿La puerta de la oportunidad de un nuevo trabajo? ¿La Puerta de oportunidades para nuestros hijos? ¿La puerta de ver la vida realizada en la formación de un hogar estable? ¿La Puerta de la economía?

No hay puerta que no ceda ante el poder de Dios. Hoy creamos que veremos puertas que se abren.

Dios les bendiga abundantemente.

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