miércoles, 27 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 30. 31 - 33



TIEMPO DE REFLEXIÓN

¿Cuánto quieres que te pague? insistió Labán. No me pagues nada, respondió Jacob. Volveré a cuidar tus ovejas, si aceptas lo que te voy a proponer: déjame pasar hoy por entre tu rebaño, para apartar todos los corderitos negros y todos los cabritos manchados y moteados.
Ellos serán mi salario. Así, cuando más adelante vengas a ver lo que he ganado, tendrás la prueba de mi honradez: pues si en mi rebaño hay cabras que no sean manchadas o moteadas, o corderos que no sean negros, será que te los he robado”. 
Génesis 30. 31 – 33.

Jacob le pide a su suegro marcharse y le pide su salario para proveer para su casa y Jacob propone lo siguiente "Mi honradez responderá por mí el día de mañana, cuando vengas a ver acerca de mi salario… … Y Labán dijo: Muy bien, sea conforme a tu palabra.” Sin ninguna duda Jacob había vivido una vida que hacía que Labán confiara en él, una vida honrada ante su suegro.
Cada uno de los que somos cristianos debiéramos ser personas como Jacob. En el tiempo de crisis económica en que vivimos es donde más se nota la honradez o la falta de ella. Nunca un cristiano debiera ser visto defraudando al estado, intentando ahorrarse impuestos de maneras ilícitas, engañando con posibles enfermedades en busca de pagas del estado o simplemente quedándose un dinero que no es suyo, sea en el cambio en una compra o encontrándose una cartera por la calle.
La falta de honradez no es otra cosa que desconfianza de Dios. Acaso Dios no dice “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?”. 
Las ganancias ilícitas es un símbolo de desconfianza de Aquel que ha prometido cuidarnos y sostenernos. La falta de honradez es un símbolo de amor al dinero, algo que la Biblia claramente condena.
Dios nos ayude a confiar en Él y apartarnos de las malas prácticas del dinero ilícito, y si no estamos en esa situación, pidamos a Dios que nos ayude a seguir lejos de ello.
Dios les bendiga abundantemente.

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