martes, 26 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 29. 18 - 20



TIEMPO DE REFLEXIÓN

 “Como Jacob se había enamorado de Raquel, contestó: Por Raquel, tu hija menor, trabajaré siete años para ti. Entonces Labán contestó: Es mejor dártela a ti que dársela a un extraño. Quédate conmigo. Y así Jacob trabajó por Raquel durante siete años, aunque a él le pareció muy poco tiempo porque la amaba mucho”.  Génesis 29. 18 – 20


Jacob vivió una bonita historia de amor que se nos narra en el capítulo 29 de Génesis.  Jacob se había enamorado de Raquel, y estuvo dispuesto a servir por ella durante 7 años. Pero traicionado por su suegro Jacob tuvo que trabajar 14 años para su suegro para lograr la mujer que amaba.
Cuando el ser humano desea algo lucha hasta lo máximo para lograrlo, pero cuando se trata de amor se llegan a hacer verdaderas locuras. Jacob se sacrificó durante 14 años para que Raquel se convirtiera en su mujer.
La Biblia nos habla de cómo un hombre debe amar a su esposa “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” Cristo marcó el camino para que los matrimonios tuvieran éxito y en cuanto al hombre fue muy claro. Amor sacrificial. Jesús fue el primero que demostró ese amor muriendo en la cruz.
La falta de amor sacrificial es el principal motivo de divorcios en nuestros días, el egoísmo marca las relaciones matrimoniales donde la mujer mira por sí misma y el hombre por sí mismo, se busca primero satisfacer las necesidades del individuo y después del otro.
Pero no es este el ejemplo que nos dejó Jesús, el hombre es el encargado de suplir todas las necesidades que su mujer tiene, físicas, anímicas y espirituales, esto significa que aunque el hombre no lo entienda, cuando llegue de trabajar se dedicará a escuchar a su mujer y prestarle atención en lugar de sentarse a ver el partido de fútbol, que le ayudará a hacer las tareas de casa para después poder descansar juntos. Esto es amor sacrificial, lo mismo que hizo Jesús por cada uno de nosotros, en la cruz nos dio sanidad, nos dio consuelo y nos dio salvación. Él no tenía otra motivación que el amor.
Que Dios nos ayude a cada uno a mostrar este amor sacrificial en los matrimonios, para de esta manera poder vivir en paz con la persona con la que nos hemos unido.
Dios les bendiga abundantemente.

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