jueves, 21 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 24. 1 - 4



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Abraham era ya muy viejo, y el Señor lo había bendecido en todo. Un día llamó al más viejo de sus siervos, el que estaba a cargo de todo lo suyo, y le dijo: Pon tu mano debajo de mi muslo, y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo Isaac se case con una mujer de esta tierra de Canaán, donde yo vivo, sino que irás a mi tierra y escogerás una esposa para él entre las mujeres de mi familia”.  Génesis 24. 1 – 4


Hoy en día la palabra mayordomo ha perdido mucho de su verdadero significado, tiene un significado más bien malo, como un sirviente, pero en cambio su significado es mucho mayor “Jefe principal de palacio, a cuyo cargo estaba el cuidado y gobierno de la casa del rey”. El mayordomo era el encargado de administrar y tomar decisiones en cuanto a organización, limpieza, cocina e incluso economía de la casa donde trabajaba. Más que un siervo lo podríamos definir como un administrador.
Sin ninguna duda el mayordomo de Abraham había hecho un buen trabajo a su lado, hasta el punto que Abraham le solicitó algo tan importante. 
Menuda misión le había tocado, buscar esposa para el hijo de su Señor. Abraham tenía más siervos, más gente en quien confiar, pero confió en su mayordomo.
El mayordomo debía dar confianza y tranquilidad a su señor, y creo que esto debe ser un espejo en el que mirarnos. Los cristianos deberíamos ser personas que demos confianza a los demás, en cambio cuantos que se dicen ser cristianos conocemos que no le confiaríamos ni que nos guardara un céntimo. Debemos ser personas en quien los demás puedan confiar, que cuando tengamos responsabilidades respondamos correctamente. Todo jefe debería desear tener a un hijo de Dios como segundo, alguien como el siervo de Abraham, que hará bien las cosas.
Pero no solo debemos ser confiables en cuanto a las personas que nos rodean, Dios debe poder confiar en nosotros.
¡Ojalá seamos capaces de ser buenos mayordomos de Dios! Personas en las cuales se pueda confiar y que hagamos bien las cosas. Activas en la iglesia, multiplicando nuestros dones para que nuestro Padre que está en los cielos reciba toda la gloria por medio nuestro.
Dios les bendiga abundantemente.

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