lunes, 25 de noviembre de 2019

Tiempo... Génesis 28. 20 - 22



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Allí Jacob hizo esta promesa: Si Dios me acompaña y me cuida en este viaje que estoy haciendo, si me da qué comer y con qué vestirme, y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios. 
Esta piedra que he puesto como pilar, será casa de Dios; y siempre te daré, oh Dios, la décima parte de todo lo que tú me des.” 
Génesis 28. 20 – 22

Vivimos en un tiempo en que se nos ha inculcado una mentalidad materialista y egoísta, en la que lo primero de todo somos nosotros, y necesitamos consumir para sentirnos bien con nosotros mismos.
Jacob huía de su hermano que le quería matar y se encuentra con Dios y hace un pacto con Él, le pide que le alimente y le vista y entonces decide poner una señal.  "Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.” Jacob entendió algo, todo lo que tenía venía de Dios, y se marcó el diezmo como el agradecimiento hacia aquello que Dios le había dado.
Diezmo vs ofrenda, el gran debate. Cuando se entra en el tema del bolsillo aquí es cuando todos nos ponemos un escudo e intentamos que nos afecte lo menos posible.
Al dar más importante que la cantidad esta la disposición del corazón. Dar a Dios el diezmo es algo bueno, siempre y cuando se entienda por qué se hace.
El problema radica básicamente en que nuestro cristianismo no tiene a Dios en el centro, tiene al ser humano, esto hace que aunque lo digamos realmente no creamos que todo lo que tenemos es porque Dios nos lo ha dado.
Tenemos un trabajo gracias a nuestros conocimientos y actitudes, ganamos dinero gracias a nuestro esfuerzo diario, todo lo que tenemos es gracias a nosotros mismos, Dios en nuestras mentes no cuenta para nada, y este es el origen del problema entre el diezmo y la ofrenda, no está en la cantidad, está en que no reconocemos que lo que tenemos es de Dios.
Ante esto cada uno debemos reflexionar, creo que dar el diez por ciento de lo que tenemos a regañadientes no honra a Dios, darlo para que los demás sepan lo que damos, no honra a Dios.
El diezmo o la ofrenda es más que un signo de agradecimiento, es un reconocimiento que todo es de Dios.
Dar por legalismo no agrada a Dios y trae aflicción a nuestro espíritu, en cambio “Dios ama al dador alegre” ¿Qué tipo de dador somos nosotros?
Dios les bendiga abundantemente.

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