UN MOMENTO CON DIOS
La consolación
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación." (Mateo 5. 4)
En nuestro contexto
social, llorar es considerado una causa de debilidad y de vergüenza. Quizás las
mujeres puedan ser consideradas por los demás cuando lloran, pero ver llorar a
un hombre para muchos es un síntoma de debilidad y poca hombría.
Cuando una persona llora de
tristeza libera por medio de las lágrimas su angustia. A los que les cuesta
llorar se les hace difícil liberar esa carga interior pesada. Más allá de los
beneficios físicos y aún emocionales que conlleva el llorar, el pasaje de hoy
nos dice algo sencillo y note que no se da una palabra de condenación para los
que lloran.
El sentir de Dios para con el
que llora es consolarlo de su dolor, sea hombre o mujer. Una cosa es aliviarse
por llorar, pero la propuesta de Dios es que los que lloran recibirán de parte
de ÉL, consolación.
El consuelo es mucho más que
resignación. Implica una ministración en el alma, por la obra del Espíritu Santo,
que no deja ninguna enfermedad interior.
En el tiempo de dolor, nosotros,
tenemos a nuestro lado al Gran Consolador. ÉL nos ministrará de tal manera que
ninguna herida quedará en nuestro ser interior sino el “toque” precioso y majestuoso
del Maestro.
Dios les bendiga
abundantemente.
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