UN MOMENTO CON DIOS
Dios premia la obediencia.
"Jesús le dijo a Simón: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y echen allí sus redes, para pescar. — 5 Simón le contestó: —Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, ya que tú lo mandas, voy a echar las redes. — 6 Cuando lo hicieron, recogieron tanto pescado que las redes se rompían.” (Lucas 5. 4 – 6)
Un simple pescador se
convirtió en uno de los principales fundadores de la iglesia primitiva al ser
obediente. Simón Pedro se comprometió a seguir a Jesucristo, y como resultado,
recibió muchas bendiciones.
Después de una noche
infructuosa en el mar, Pedro estaba cansado y desanimado. Pero cuando el Señor
Jesús le pidió prestada su barca, él estuvo de acuerdo. Y cuando el Carpintero
le dijo al pescador que echara las redes para pescar, Pedro obedeció a pesar de
su experimentado criterio. Su obediencia al Señor le produjo una ganancia
inmensa, y mejor aún, vio a Jesús como lo que era: el Señor.
Así como sus redes se
ensancharon con la desbordante pesca, la fe de Pedro también se hizo más grande
desde ese día. Estaba tan seguro de la autoridad de Jesús, que renunció a las
herramientas de su oficio y se convirtió en un “pescador de hombres” (vv. 10,
11). Y con el tiempo vinieron más recompensas: milagros en nombre de Cristo
(Hechos 9. 33 - 42)
La obediencia era el estilo de
vida de Pedro; cuando el Señor le decía que hiciera algo, lo hacía
inmediatamente. (Mateo 16. 15 - 17). Sabía quién era Jesús, y ayudó a
establecer la iglesia sobre el firme fundamento del mesiazgo de Cristo. Pedro
predicó en Pentecostés (Hechos 2. 14 - 36), llevó el cristianismo a los
gentiles (Hechos 11. 1 - 18), y escribió dos epístolas de la Biblia.
A veces, pensamos: ¿Cómo
puede Dios usar a alguien como nosotros? La vida del apóstol Pedro
demuestra que el Señor prepara a quienes ÉL llama. Y cuando un creyente obedece
fielmente, Dios lo recompensa.
Dios premia la obediencia.
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