UN MOMENTO CON DIOS
El más fuerte
“Yo soy la resurrección y la vida. Aquel que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, jamás morirá.” (Juan 11. 25 – 26)
Un día la piedra dijo: “¡Soy
el más fuerte!”. Oyendo eso, el hierro dijo: “¡Soy más fuerte que tú!, ¿Quieres
verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que la piedra se convirtió en
polvo.
El hierro, dijo a su vez: “¡Yo
soy fuerte!". Oyendo eso, el fuego dijo: “¡Yo soy más fuerte que tú!
quieres verlo?” Entonces los dos lucharon hasta que el hierro se derritió.
El fuego, dijo a su vez: “Yo
soy fuerte!”. Oyendo eso, el agua dijo: “Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres
verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que el fuego se apagó.
El agua, dijo, a su vez: “¡Yo
soy fuerte!” Oyendo eso, la nube dijo: “¡Yo soy más fuerte que tú! ¿Quieres
verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que la nube vio evaporar al
agua.
La nube, dijo, a su vez: “¡Yo
soy fuerte!” yendo eso, el viento dijo: "¡Yo soy más fuerte que tú!
¿Quieres verlo?” Entonces los dos lucharon hasta que el viento sopló la
nube y ella se esfumó.
El viento, dijo, a su vez: “Yo
soy fuerte!” Oyendo eso, los montes dijeron: “¡Somos más fuertes que tú!
¿Quieres verlo?” Entonces, los dos lucharon hasta que el viento quedó preso
entre el círculo de montes.
Los montes, a su vez, dijeron:
“¡Somos fuertes!” Oyendo eso, el hombre dijo: “¡Yo soy más fuerte que ustedes!
¿Quieren verlo?” Entonces, el hombre, dotado de gran inteligencia, perforó los
montes, impidiendo que atajasen al viento.
Acabando con el poder de los
montes, el hombre dijo: “¡Yo soy la criatura más fuerte que existe!”, hasta que
vino la muerte, y el hombre que se creía inteligente y lo suficientemente
fuerte, con apenas un golpe, se terminó.
La muerte todavía festejaba,
cuando, sin que esperase, vino un Hombre y, en apenas tres días de muerto,
resucitó, venciendo a la muerte y todo poder le fue dado en el cielo, en la
tierra y debajo de la tierra.
Venciendo la muerte, Él nos
dio el derecho a la Vida Eterna, a través de Su sangre, que libera del pecado,
cura las enfermedades y salva el alma del tormento eterno.
Ese hombre es Jesús, el Hijo
de Dios.
Dios les bendiga
abundantemente.
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