jueves, 17 de septiembre de 2020

Tiempo... Salmo 73. 25

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Salmo 73. 25.

 

Estas palabras de David impactan mucho porque transmiten la pasión del corazón de un hombre que agradaba a DIOS, que sintió esta convicción de que DIOS era su todo, lo único que tenía pero además de que si algo no era por DIOS o de Él entonces no lo deseaba.

Sólo DIOS es incondicional y para siempre. Pero a veces olvidamos esto y nos valemos por nuestros medios y nuestros recursos, y no lo hacemos con “mala intención” sino que simplemente pasa porque nos alejamos de Él poco a poco. Esto pasa cuando dejamos de compartir tiempo con Él, dejamos de leer su palabra, de escucharlo y de tener tiempo con otros hermanos cómo Él nos lo mandó.

Todas las personas tenemos sueños, es una de las características más lindas del ser humano, su capacidad de soñar. Pero aunque esto puede ser algo “bonito” DIOS nos enseña que muchos de esas aspiraciones pueden ser egoístas cuando giran en lo que nosotros queremos y deseamos en nuestro yo.

David anhelaba agradar a DIOS con su vida, y aunque se equivocó y falló, DIOS le llamó “Un hombre conforme a mi corazón”. (Hechos 13.22).
Esto lejos de decepcionarnos debe servir de ánimo porque vemos que DIOS ama al hombre aún con errores y fallos, nos perdona, y también nos sirve para entender que aún así como somos, Él puede usarnos para su obra, puede transformarnos por completo.

Y este cambio viene con el morir a nosotros mismos, en el momento en el que nuestro corazón de verdad acepta a Cristo y nos convencemos de que no hay sentido sin Él, ahí es cuando Él comienza a moldearnos y a trabajar en nuestra vida.

Jesús dijo: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.  (Mateo 16.24).

Negarnos a nosotros mismos significa muchas cosas, es renunciar a nuestra forma de ser egoísta, es buscarle a Él por sobre todas las cosas, es entender que cuándo Él dice NO es porque tiene algo mejor en mente, es obedecerle y es también que desde el fondo de nuestro corazón esté la convicción de que si no viene de Él, entonces eso que queremos, no tiene importancia.

Pero esto es algo de todos los días, debemos reconocer qué difícil es cuándo el camino se pone estrecho, y cuando anhelamos con todo el corazón algo, pero la única forma de llegar a eso es con nuestros medios, “dando un pequeño empujón” o peor aún con “pequeñas”  mentiras, engaños, o haciendo cosas que sabemos no son del todo honestas.

Tratamos de mover cielo y tierra para lograrlo pero al final no se lo entregamos a Él. Podemos hacernos de la vista gorda o bien, sacrificarnos, renunciar a nosotros mismos y confiar por completo en que DIOS es soberano y si es su voluntad cumplirá con eso que tanto queremos.       

Entonces el obedecerle y agradarle traerá a nosotros paz, esa paz que el mundo no entiende y no puede darnos, porque nos la puede ofrecer con soluciones momentáneas pero cómo una ilusión se termina desvaneciendo y al final traerá más dolor a nuestra vida.

Es difícil tener que decir NO a cosas que de verdad queremos, por supuesto que es complicado.

Sin embargo cuándo nos acercamos a Él y le conocemos más, esa lucha interior la ganará el Espíritu Santo que está en nosotros, porque queremos agradarle y Él peleará cada batalla incluso contra nosotros mismos.

¿De qué vale lograr algo si no tienes a DIOS a tu lado?

Es un reto y es una lucha que hay que enfrentar día a día, pero DIOS quiere lo mejor para nosotros, Él sólo nos dará cosas buenas, es su promesa y nos lo demuestra todos los días. Pero también va a trabajar en nosotros, en nuestro carácter y sólo puede hacerlo enseñándonos y corrigiéndonos.

Cumplir nuestra parte es buscarle y es aprender de los pequeños retos que vendrán en nuestra vida es vivir un día a la vez, pero para Él.

¿A quién tenemos sino a Él? Y fuera de Él ¿Qué podemos desear?

Entrégate con todo a DIOS, prepara tu corazón y deja que Él trabaje, entrégale tus sueños más profundos y permite que Él cumpla su voluntad, porque si viene de Él, entonces ¡vendrá lo mejor!

Dios les bendiga abundantemente.

 

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