TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Salmo 73. 25.
Estas
palabras de David impactan mucho porque transmiten la pasión del corazón de un
hombre que agradaba a DIOS, que sintió esta convicción de que DIOS era su todo,
lo único que tenía pero además de que si algo no era por DIOS o de Él
entonces no lo deseaba.
Sólo
DIOS es incondicional y para siempre. Pero a veces olvidamos esto y nos valemos
por nuestros medios y nuestros recursos, y no lo hacemos con “mala intención”
sino que simplemente pasa porque nos alejamos de Él poco a poco. Esto pasa
cuando dejamos de compartir tiempo con Él, dejamos de leer su palabra, de
escucharlo y de tener tiempo con otros hermanos cómo Él nos lo mandó.
Todas
las personas tenemos sueños, es una de las características más lindas del ser
humano, su capacidad de soñar. Pero aunque esto puede ser algo “bonito”
DIOS nos enseña que muchos de esas aspiraciones pueden ser egoístas cuando
giran en lo que nosotros queremos y deseamos en nuestro yo.
David
anhelaba agradar a DIOS con su vida, y aunque se equivocó y falló, DIOS le
llamó “Un hombre conforme a mi corazón”. (Hechos 13.22).
Esto lejos de decepcionarnos debe servir de ánimo porque vemos que DIOS ama al
hombre aún con errores y fallos, nos perdona, y también nos sirve para entender
que aún así como somos, Él puede usarnos para su obra, puede transformarnos por
completo.
Y
este cambio viene con el morir a nosotros mismos, en el momento en el que
nuestro corazón de verdad acepta a Cristo y nos convencemos de que no hay
sentido sin Él, ahí es cuando Él comienza a moldearnos y a trabajar en nuestra
vida.
Jesús
dijo: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mateo 16.24).
Negarnos
a nosotros mismos significa muchas cosas, es renunciar a nuestra forma de ser
egoísta, es buscarle a Él por sobre todas las cosas, es entender que cuándo Él
dice NO es porque tiene algo mejor en mente, es obedecerle y es también que
desde el fondo de nuestro corazón esté la convicción de que si no viene de Él,
entonces eso que queremos, no tiene importancia.
Pero
esto es algo de todos los días, debemos reconocer qué difícil es cuándo el
camino se pone estrecho, y cuando anhelamos con todo el corazón algo, pero la
única forma de llegar a eso es con nuestros medios, “dando un pequeño empujón”
o peor aún con “pequeñas” mentiras, engaños, o haciendo cosas que sabemos
no son del todo honestas.
Tratamos
de mover cielo y tierra para lograrlo pero al final no se lo entregamos a Él.
Podemos hacernos de la vista gorda o bien, sacrificarnos, renunciar a nosotros
mismos y confiar por completo en que DIOS es soberano y si es su voluntad
cumplirá con eso que tanto queremos.
Entonces
el obedecerle y agradarle traerá a nosotros paz, esa paz que el mundo no
entiende y no puede darnos, porque nos la puede ofrecer con soluciones
momentáneas pero cómo una ilusión se termina desvaneciendo y al
final traerá más dolor a nuestra vida.
Es
difícil tener que decir NO a cosas que de verdad queremos, por supuesto que es
complicado.
Sin
embargo cuándo nos acercamos a Él y le conocemos más, esa lucha interior la
ganará el Espíritu Santo que está en nosotros, porque queremos agradarle y Él
peleará cada batalla incluso contra nosotros mismos.
¿De
qué vale lograr algo si no tienes a DIOS a tu lado?
Es
un reto y es una lucha que hay que enfrentar día a día, pero DIOS quiere lo
mejor para nosotros, Él sólo nos dará cosas buenas, es su promesa y nos lo
demuestra todos los días. Pero también va a trabajar en nosotros, en nuestro
carácter y sólo puede hacerlo enseñándonos y corrigiéndonos.
Cumplir
nuestra parte es buscarle y es aprender de los pequeños retos que vendrán en
nuestra vida es vivir un día a la vez, pero para Él.
¿A
quién tenemos sino a Él? Y fuera de Él ¿Qué podemos desear?
Entrégate
con todo a DIOS, prepara tu corazón y deja que Él trabaje, entrégale tus sueños
más profundos y permite que Él cumpla su voluntad, porque si viene de Él,
entonces ¡vendrá lo mejor!
Dios les bendiga abundantemente.
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