TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Te
amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi
libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a
Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos”. Salmo 18.
1 – 3.
Puede
ser que en este momento, los problemas nos hagan creer que no valemos mucho. Y,
nos preguntemos lo siguiente:
¿Es posible que algún día se acaben mis angustias? ¿Realmente se resolverá el
problema que me preocupa?
La
Biblia nos ayuda a saber cuánto valemos para DIOS, y de que sí, existe
esperanza real de que se acaben nuestros problemas.
La garantía la hallamos al leer el Salmo 18.
Porque sí sabemos cuándo comienza una situación angustiosa, un problema que
parece no tener salida. Pero, ¿sabemos acaso el día del final del problema?
Lo que sí tenemos claro es que hay un día final, un día en que se acaba el
problema. Y si uno ha depositado toda su fe y confianza en DIOS, entonces es el
momento de expresar gratitud a DIOS por ser leal con uno en esos momentos en
los que provoca salir corriendo, pero Él está allí.
Ciertamente, David terminaba de pasar por un tiempo de terrible prueba. Saúl
había puesto un precio sobre su cabeza y lo había perseguido sin descanso,
tanto así, que él estaba forzado a dormir en cuevas, guaridas, y campo abierto.
David en la angustia siguió invocando, clamando por ayuda divina. Cual hijo con
su padre, David sabía que sólo DIOS podía ayudarle. Tenía certeza en el poder
de la oración. Porque la oración es poderosa, y es respondida por DIOS siempre.
La
gran razón por la cual uno puede esperar liberación de DIOS no es el servicio
que uno le dé, o la conducta recta que uno tenga en la vida. Eso está bien.
Pero lo que mueve a DIOS a la acción es simplemente esto: ¡DIOS se complace de
ti! ¡Tú eres de gran valor para él!
Esta verdad es más que un pensamiento bonito. Es la llave misma para tu
liberación de cualquier batalla que hace estragos en tu alma. Es el secreto
para entrar en el descanso que DIOS ha prometido.
Tal vez sea difícil creer que una persona turbada y con fallas pueda ser
alguien precioso, o de gran valor para DIOS.
¡No es momento de ceder a un sentimiento de desánimo, desaliento o de sentirse
sin valor ante DIOS!
Para
DIOS todos sus hijos somos de gran valor. Al punto que dio la vida de su único
hijo por cada uno de nosotros. Nada se puede comparar con el amor de nuestro
Padre Celestial.
¿Tienes
todavía alguna duda, de que como ayudó a David, no nos librará a cualquiera de
nosotros de cualquier problema que podamos tener?
Dios les bendiga abundantemente.
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