TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Llegue mi clamor ante ti, Señor; conforme a tu palabra dame entendimiento. Llegue mi súplica delante de ti; líbrame conforme a tu palabra. Profieran mis labios alabanzas, pues tú me enseñas tus estatutos. Que cante mi lengua de tu palabra, porque todos tus mandamientos son justicia. Pronta esté tu mano a socorrerme, porque tus preceptos he escogido.
Anhelo tu salvación, Señor, y tu ley es mi deleite. Viva mi alma para alabarte, y que tus ordenanzas me ayuden. Me he descarriado como oveja perdida; busca a tu siervo, porque no me olvido de tus mandamientos." Salmo 119. 169 – 176.Una
característica básica de cualquier niño es la de pedir. Desde que nacen, nacen
con el instinto de pedir, piden atención llorando, piden comida llorando, piden
ayuda llorando, piden auxilio en sus dolores llorando, etc. Conforme crecen
dejan de llorar y comienzan a pedir de manera más natural, hablando, piden
comida, piden irse a dormir, piden dinero para comprar, piden chucherías,
piden, piden y siguen pidiendo. Y esto continuará hasta que seamos enterrados y
nuestras vidas acaben.
La
Biblia misma nos enseña cómo pedir y qué pedir.
El
salmista nos ofrece los motivos por los que debemos pedir.
Debemos
pedir entendimiento ante la Palabra. No sirve de nada entender la Palabra
de manera intelectual, ella nos enseña que debemos pedir iluminación divina
para entenderla.
Debemos
pedir libertad. Vivimos en un mundo que esclaviza con lo material y que
nos tienta de continuo, la Biblia nos enseña que debemos pedir a Dios que nos
libre de estas cosas.
Debemos
pedir auxilio. No siempre nos libramos de las tentaciones, muchas veces
caemos, y nos sentimos abatidos y destrozados, metidos en un profundo hoyo, la
Biblia nos enseña que Dios es el socorro en nuestras necesidades.
Debemos
pedir conforme a la voluntad de Dios. Esto es lo más importante sin duda,
acercarnos a Dios rogando que nos muestre su voluntad para que nuestras
oraciones sean contestadas.
Debemos
pedir que nos devuelva al rebaño. Muchas veces somos como ovejas perdidas que
andan por su camino y se apartan del rebaño. Debemos rogar a Dios que nos
recoja cuando nos perdemos y no nos permita abandonar el camino.
Dios les bendiga abundantemente.
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