TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, y no hemos faltado a tu pacto. No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos”. Salmo 44. 17 – 18.
Es
importante recordar lo que DIOS hizo. Lo que si es un problema es cuando
no podemos decir lo que DIOS está haciendo. No debemos olvidar, pero
debemos tener una relación actualizada con DIOS. Recordar es importante,
porque aumenta nuestra fe y confianza de que DIOS se interesa en nosotros y que
puede actuar a nuestro favor. Sin embargo, tener la experiencia reciente
permite que vivamos confiando que continuamos siendo protegidos, cuidados y
amados por él.
El
salmista reconoce que solamente obtendrán la victoria conforme a la voluntad de
DIOS. Por eso él no va a confiar en sus fuerzas sino que le dará todo el
crédito a DIOS y siempre le va a alabar y darle gracias.
El
problema se vuelve cuando basados en esa confianza actuamos y no obtenemos la victoria esperada.
Vemos
al enemigo avanzar, vemos cómo las cosas se complican más y más y todo parece
indicar que estamos enfrentando la situación solos y DIOS no aparece en ninguna
parte. Nos examínanos y nos parece que no nos hemos alejado de Él y
continuamos guardando sus preceptos pero no vemos a DIOS actuando.
El
salmista dice: “Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, y
no hemos faltado a tu pacto. No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se
han apartado de tus caminos nuestros pasos”. El razona, si no he hecho
nada malo, ¿por qué DIOS me ha abandonado?
Ese
sentimiento es el que provoca el llamado a acción a DIOS. Se le pide:
“Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para
siempre.”
(Versículo
23).
Son
muchas las ocasiones que nos sentimos que no hemos hecho nada para que DIOS nos
este castigando.
El
problema está en la premisa de acción y efecto. Pensamos que si nos
portamos bien, DIOS nos debe escuchar y debe hacer lo que queremos.
Deseamos que DIOS se ajuste a nuestra voluntad y no nosotros ajustarnos a la
suya. Pensamos que nuestra relación con nuestro Salvador y Señor es una
transacción económica. Si compramos los servicios de un DIOS con
oraciones, ayunos, adoración y alabanza, Él tiene que cumplir su parte con
protección, seguridad, bienestar y bendiciones. Esto no funciona
así.
El
día que DIOS no actuar conforme a lo que Él quiere, debido a acciones que le
hemos tratado de imponer a Él, ese día el dejaría de ser DIOS.
Como
sus siervos (esclavos), para nosotros el trabajo no es lograr hacer que DIOS
haga algo que yo creo que se necesita hacer, sino saber que es lo que DIOS está
haciendo de manera que yo pueda responder a ello y participar y disfrutar de lo
que DIOS hace.
A
DIOS nunca se le puede apresurar. No le podemos imponer nuestras fechas
límites. DIOS las conoce y actuará conforme a su voluntad y la que sea
cada uno de nosotros la deberá aceptar. Y Él seguirá siendo mi DIOS y
digno de toda mi adoración y alabanza.
Dios les bendiga abundantemente.
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