viernes, 4 de septiembre de 2020

Tiempo... Salmo 23. 3

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre”. Salmo 23. 3.

 

No sólo necesitamos que el Señor nos alimente, necesitamos ser restaurados y renovados una y otra vez en la comunión con Él.

Igual que la oveja descarriada es llevada nuevamente de regreso al redil donde es curada de las heridas que ha sufrido y vuelve a caminar con el rebaño, así también nosotros.

El mismo rey David había experimentado una y otra vez esta obra de restauración de parte de DIOS cuando él se había apartado y pecado.

(Salmo 32 y Salmo 51).

Y como David, nosotros también nos apartamos fácilmente de los caminos del Señor, no estamos atentos a su dirección, desobedecemos, entramos muchas veces en estado de indiferencia espiritual, decaemos, dejamos de leer la Biblia y de orar, no sentimos ánimo por compartir el evangelio con otros, perdemos la paz, nos encontramos en un estado de permanente ansiedad, muchas veces estamos malhumorados. Todos estos son síntomas de que necesitamos ser restablecidos urgentemente por el Señor.

Cuando pecamos, nos sentimos mal, y es entonces cuando el diablo viene a nuestra vida para llenarnos de vergüenza por lo que hemos hecho y para convencernos de que en ese estado es mejor no ir todavía al Señor. Sin duda alguna, esta es una de sus estrategias más efectivas. Pero no debemos escucharle.

El Señor siempre nos da una grata bienvenida cuando regresamos arrepentidos. Él es nuestro Sumo Sacerdote que siempre está intercediendo por nosotros. (Hebreos 7. 25 – 28).

Cuanto más tiempo retrasamos nuestro regreso al Señor, más terreno gana el adversario de nuestras almas.

Dios conoce de lo que tenemos necesidad, conoce nuestros más profundos sentimientos. Cuando estamos desanimados desea llenarnos de aliento. Cuando estamos cansados desea darnos descanso. Solo debemos quitar todo el ruido de nuestra alma, que evita que escuchemos sus suaves arrullos. 

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Hemos sido creados para el deleite del Señor, y no hay nada que lo alegre más que nuestra obediencia, que andemos por el camino derecho. Hemos sido creados para buenas obras (Efesios 2:10), para caminar en justicia.

Cuando dice “…por amor de su nombre”, es que el Señor  mismo asume el compromiso de que nos guiará. Es una garantía que no fallará, Él no se arrepentirá de la decisión tomada de ayudarnos todos los días.

El confiar que Él estará al lado nuestro, es garantía suficiente, que tendremos una vida en victoria, aunque a veces fallemos y nos equivoquemos.

“Dios mismo estará con ellos como su Dios“.

(Apocalipsis 21:3).

Dios les bendiga abundantemente.

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