TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"El día en que temo, en ti confío". Salmo 56. 3.
El
miedo es una emoción que pretende mantenerse a salvo y viva, a pesar de que nos
lleve a limitarnos e impedir que hagamos algo que podríamos hacer
perfectamente; o por el contrario el miedo puede llevarnos a actuar
impulsivamente.
El
temor es una de nuestras emociones primarias, y aunque desagradable, en
ocasiones es muy necesaria para no actuar temerariamente. El temor es útil,
pero hay que distinguir entre dos tipos diferentes. El miedo real, y el miedo
imaginario. La función primordial de esta emoción es mantenerte alejado de los
peligros y asegurar la supervivencia lo máximo posible.
El
problema no está en sentirlo, sino en tenerlo cuando no hay motivo real. Y es
que los seres humanos solemos hacer eso, nos gusta pensar, y en ocasiones
demasiado. Les damos mil y una vueltas a las situaciones que están a nuestro
alrededor y llegamos a imaginarnos el peor de los escenarios posibles. Que no
tiene porqué ser el más probable, y en muchas ocasiones, ni siquiera llegaría a
ser tan perjudicial como nos lo imaginamos.
Ante
esta realidad, ¿es correcto sentir miedo? ¿Puede un cristiano temer?
Está
claro que sí, el temor no es malo en sí, DIOS mismo lo creó como protección, y
porque no también, como un método de acercamiento a Él. Por esto mismo el
salmista puede decir "el día en que temo, en ti confío."
Porque
la realidad es que todos tememos, lo que marcará la diferencia es la reacción
que tengamos ante este temor.
Es
mucho más sencillo hablar de cómo afrontar el temor que realmente enfrentarlo y
vivirlo, pero cuidado, porque cuando llega el temor lo que nunca se debe hacer
es darle oportunidad de crecer y de controlarnos, no debiera nunca llegar a
paralizarnos, sino todo lo contrario, ante el temor nuestra misión es clamar a
DIOS, Él es el que tiene que tener el poder y dominio sobre nuestra alma,
nuestra mente y nuestros pensamientos.
El
miedo nos puede quitar la paz, esa paz de DIOS que sobrepasa todo entendimiento
y que nos permite descansar aún en la peor de las tormentas.
Por
eso las palabras de David en este salmo son “El día en que temo, en ti confío”.
Aún en medio de ese sentimiento no dejó de confiar en DIOS, no permitió que su
corazón se llenara de temor y que ese temor lo controlara y lo apartara de
aquel que era su ayudador.
Ante
el temor la mejor solución es agarrarse a DIOS, en Él es el sitio donde estamos
seguros; al igual que un niño va a dormir con miedo a que un monstruo salga de
debajo de su cama pero al tener a su padre cerca puede dormir, esta es la
reacción que cualquier cristiano debe tener ante el temor, saber que su Padre
está con Él.
Porque
"si Dios está con nosotros, ¿quién es contra nosotros?"
La
respuesta en que nadie. Podemos temer, pero ante el temor nuestra respuesta es
la confianza en DIOS. ¿Habrá un mejor guardián que Él?
Dios les bendiga abundantemente.
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