jueves, 30 de enero de 2020

Tiempo... Mateo 21. 18 - 22



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”   Mateo 21.18 – 22

La lección que nos es necesaria aprender hoy sobre la higuera marchita, es entender el increíble poder de la oración cuando se hace con fe y convicción, de acuerdo con la voluntad y los propósitos de Dios. Esta oración puede cambiar por completo circunstancias que parecen inamovibles.
¿Qué clase de montañas enfrentamos? ¿Se lo hemos mencionado a Dios? ¿Cuán firme es nuestra fe?
Superar una fe vacilante requiere dos acciones: Primero, creer que el Señor es digno de confianza, es negarnos a seguir dudando del Señor. Por tanto, cree que Él es capaz de manejar nuestro problema o situación.
A veces, el enemigo puede susurrarnos palabras de desaliento, de derrota, usando personas que nos rodean, o pensamientos de pesimismo que aminoran nuestra fe, es el momento de batallar y responder diciéndole que sabemos quién es nuestro Dios y que Él hará lo que promete.
Segundo, profundicemos en la Palabra de Dios y meditemos en sus promesas. Cuando lo hacemos, nuestra mente y nuestro espíritu están dispuestos a llenarse de los pensamientos del Padre celestial y comenzaremos a pensar como Él. Esto nos servirá cuando enfrentamos circunstancias difíciles que hacen vacilar nuestra fe.
Es el momento de recordar las promesas de Dios y mantenernos firmes en nuestra decisión de confiar en Él.
El Señor nos pide fortalecer la fe y orar de manera específica, ya que la oración ambigua o general no dice exactamente cuál es nuestra necesidad. Debemos orar de acuerdo a sus promesas, esperando expectantes su respuesta.
Dios les bendiga abundantemente.

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