TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Por la mañana, volviendo a
la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y
no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti
fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían
maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
Respondiendo Jesús,
les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis
esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el
mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo
recibiréis.” Mateo 21.18 – 22
La lección que nos es
necesaria aprender hoy sobre la higuera marchita, es entender el increíble
poder de la oración cuando se hace con fe y convicción, de acuerdo con la
voluntad y los propósitos de Dios. Esta oración puede cambiar por completo
circunstancias que parecen inamovibles.
¿Qué clase de montañas
enfrentamos? ¿Se lo hemos mencionado a Dios? ¿Cuán firme es nuestra fe?
Superar una fe vacilante requiere dos acciones: Primero, creer que el Señor es digno de confianza, es negarnos a seguir dudando del Señor. Por tanto, cree que Él es capaz de manejar nuestro problema o situación.
Superar una fe vacilante requiere dos acciones: Primero, creer que el Señor es digno de confianza, es negarnos a seguir dudando del Señor. Por tanto, cree que Él es capaz de manejar nuestro problema o situación.
A veces, el enemigo puede
susurrarnos palabras de desaliento, de derrota, usando personas que nos rodean,
o pensamientos de pesimismo que aminoran nuestra fe, es el momento de batallar
y responder diciéndole que sabemos quién es nuestro Dios y que Él hará lo que
promete.
Segundo, profundicemos en la
Palabra de Dios y meditemos en sus promesas. Cuando lo hacemos, nuestra mente y
nuestro espíritu están dispuestos a llenarse de los pensamientos del Padre
celestial y comenzaremos a pensar como Él. Esto nos servirá cuando enfrentamos
circunstancias difíciles que hacen vacilar nuestra fe.
Es el momento de recordar
las promesas de Dios y mantenernos firmes en nuestra decisión de confiar en Él.
El Señor nos pide fortalecer
la fe y orar de manera específica, ya que la oración ambigua o general no dice
exactamente cuál es nuestra necesidad. Debemos orar de acuerdo a sus promesas,
esperando expectantes su respuesta.
Dios les bendiga
abundantemente.
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