TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Pues por la fe en
Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios, ya que al unirse a
Cristo en el bautismo, han quedado revestidos de Cristo”. Gálatas 3. 26 – 27
Forjar una opinión sobre
alguna persona no parece ser algo muy difícil, de hecho, con regularidad
emitimos opiniones y hasta en muchas ocasiones juicio contra alguien, sin
ninguna dificultad.
Estudiamos las palabras,
acciones y decisiones de la gente y a partir de eso creamos una idea sobre
quién es esa persona. Sin embargo, resulta curioso el hecho de que a la mayoría
de nosotros nos cuesta recibir críticas u opiniones de otras personas, sin
importar si estas son positivas o negativas, convirtiéndose muchas veces en un
duro golpe a nuestro corazón.
Bien podemos decir que
muchas de las críticas que reciben las personas a diario determinan la
percepción que tienen sobre sí mismos. Terminan creyendo que son quienes lo
demás dicen que son y viéndose con los ojos de todos los que están a su
alrededor.
Para aquellos que somos
hijos de Dios, sabemos que nuestra identidad está en Él.
Él mismo, en Su palabra nos
ha dicho quiénes somos y cómo Él nos ve.
Es extraordinario saber que Dios nos ve totalmente distintos a como el mundo nos mira y que tampoco nos ve con nuestros ojos, los cuales en múltiples ocasiones tienen una percepción sobre nosotros mismos muy equivocada, menospreciando el valor que Dios ha depositado en cada uno de nosotros.
Dios nos ve con gran estima y amor y nos llama hijos por lo tanto, somos hijos de luz y no de oscuridad. Redimidos por la sangre de Cristo y llamados amigos de Jesús. (Juan 15 .15).
Es extraordinario saber que Dios nos ve totalmente distintos a como el mundo nos mira y que tampoco nos ve con nuestros ojos, los cuales en múltiples ocasiones tienen una percepción sobre nosotros mismos muy equivocada, menospreciando el valor que Dios ha depositado en cada uno de nosotros.
Dios nos ve con gran estima y amor y nos llama hijos por lo tanto, somos hijos de luz y no de oscuridad. Redimidos por la sangre de Cristo y llamados amigos de Jesús. (Juan 15 .15).
Cristo nos ve como un
valioso tesoro y un instrumento poderoso en Sus manos. Es tiempo de comenzar a
vernos como Dios nos ve y de vivir a la altura de un hijo de Dios.
Jesús desea que cada uno de
nosotros estemos conscientes de nuestra identidad en Él para que nada ni nadie
la distorsione.
Dios les bendiga
abundantemente.
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