TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo
de esclavitud.” Gálatas 5. 1
Sin Cristo en nuestro
corazón estamos cautivos y oprimidos. Pues vino a liberarnos radicalmente, sólo
Él tiene el poder para hacerlo en verdad (Juan 8. 36). Pues fácilmente muchas
cosas nos pueden hacer esclavos, pero estando en Cristo, no dejaremos que nada
nos domine. (1 Corintios 6.12).
La herramienta principal que
tenemos para experimentar esa libertad es su Palabra, porque podemos andar con
toda libertad si seguimos y cumplimos sus enseñanzas. (Salmos 119. 45).
Esta fue su misión, traer a
nosotros libertad por medio de su preciosa sangre, y traer en sí mismo la
verdad, para que creyendo en Él, dejáramos de estar cautivos de nuestros
propios deseos, del pecado y de las mentiras que hay en el mundo, los cuales
conllevan a la muerte.
Nuestra firmeza en la vida está en que guardemos su Palabra; cada enseñanza es una llave para sacarnos de algún encierro en que se encuentre nuestra mente, cada principio que ponemos en práctica nos saca de la oscuridad a la luz verdadera.
Nuestra firmeza en la vida está en que guardemos su Palabra; cada enseñanza es una llave para sacarnos de algún encierro en que se encuentre nuestra mente, cada principio que ponemos en práctica nos saca de la oscuridad a la luz verdadera.
Gocemos de esta libertad,
que fue conseguida con el sufrimiento del hijo de Dios, andando guiados por su
Espíritu, pues donde está el Espíritu de Dios allí hay libertad. No vivamos
oprimidos, ni cautivos, ni esclavos del pecado, sino más bien sirviéndonos unos
a otros con amor, pues cuanto más amor crezca en nosotros más libertad
experimentamos. (Gálatas 5.13, 1 Juan 4.18).
Dios les bendiga
abundantemente.
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