TIEMPO DE REFLEXIÓN
“Porque Cristo es nuestra
paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación.” Efesios 2. 14
Un alemán relató su
experiencia en Berlín cuando el famoso muro que dividía la Alemania Oriental
del occidente aún estaba en pie. A escasos trescientos metros se levantaba
desafiante aquella pared divisoria que proclamaba al mundo entero vestigios de
ideologías en decadencia que marginaban a un mismo pueblo. Pensar en
atravesarlo, correr hacia el otro lado y abrazar a sus hermanos de raza sería
una total locura, ya que no tendría otro final que la muerte misma bajo las
balas de los soldados que custodiaban la frontera. El único consuelo era
observar de lejos, quizás saludarlos con la mano, suspirar y añorar que algún
día ese muro cayera y llegara el momento de fundirse en un abrazo con sus
compatriotas.
¡Aquel día llegó! Sí, el año
1989 fue testigo de uno de los acontecimientos geopolíticos más grandes de la
historia y desde entonces ya no son dos, sino una sola y unida Alemania.
Dios dice que otro muro dividía a la raza caída de Adán. Es un muro imposible de cruzar a no ser bajo el precio de la misma muerte. Pero ese muro fue también derribado y hoy hay libre acceso de ambos lados.
Dios dice que otro muro dividía a la raza caída de Adán. Es un muro imposible de cruzar a no ser bajo el precio de la misma muerte. Pero ese muro fue también derribado y hoy hay libre acceso de ambos lados.
Isaías 59.2 dice: “Pero
vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y
vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”.
Es el muro del pecado del
hombre que le impedía llegar a las justas demandas de la santidad divina.
¡Gloria a Dios que fue derribado!
Hace dos mil años en una
cruz. Dios mismo tomó la iniciativa y visitó nuestro mundo en la persona de
Jesús. Desde aquel entonces hemos sido hechos cercanos a Dios por un camino
nuevo asfaltado con la misma sangre de Jesucristo.
Cristo se atrevió, abrió el
acceso, pasó y lo dejó abierto. Hoy invita, del otro lado, a acercarse a Dios a
todo aquel que cree.
El evangelio es la
invitación de Dios para acercarse al hombre.
Dios les bendiga
abundantemente.
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