UN
MOMENTO CON DIOS
Seamos
fieles
“Y no sean como sus antepasados, rebeldes y necios, faltos de firmeza en su corazón y espíritu” (Salmo 78. 8)
La fidelidad es una cualidad interior que se refleja en nuestra conducta exterior. Nadie es realmente fiel si no vive como una persona fiel, si no piensa como una persona fiel, si no siente como una persona fiel. Algunos externamente parecen fieles pero en su interior alojan vicios de infidelidad. Esto puede pasar en una relación amorosa como también con Dios.
Nuestro concepto religioso de ir a la iglesia el Domingo, que muchas veces se hace más para cumplir con nuestra conciencia que para agradar al Señor, hace que vivamos una doble vida para con Dios: Infieles en la semana y fieles el Domingo.
Esta
clase de cristianismo licuado ha hecho que muchos busquen otras salidas
espirituales, en sectas y religiones falsas, pues lo que conocen de
Cristianismo el algo tedioso y aburrido.
El
cristiano que ha aprendido a caminar con fidelidad, cada momento de su vida, es
igual dentro y afuera de la iglesia. Si uno mira los rostros de la gente dentro
de una iglesia todos parecen muy santos, pero su realidad es la que reside en
su corazón y lo que viven en la semana.
Dios
está cansado de los infieles espirituales. Ellos son los que desacreditan el
Evangelio de Cristo. Al diablo le encanta los cristianos infieles, pues ellos
mismos con su vida testifican de un Dios que no vale la pena serle fiel.
No solamente debemos conocer la verdad acerca de quien Dios es, sino confiar en
Él desde el corazón y mostrar esta fe salvadora por medio de una vida
transformada de obediencia.
A
través de la historia muchos han honrado a Dios con su comportamiento externo,
pero fracasado a la hora de tener corazones convertidos.
“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo
se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está
lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que
les ha sido enseñado”. (Isaías 29.13)
“Gente de Judá y de Jerusalén, circuncídense y
reconózcanme como Señor,
pongan en su corazón la marca
de la alianza; no
sea que, por sus malas acciones, mi enojo se encienda como un fuego y arda sin que nadie pueda apagarlo”. (Jeremías 4. 4)
Es tiempo que nos demos cuenta que hemos sido rescatados de las garras del
infierno, no para desacreditar el glorioso Evangelio de Cristo sino para
demostrar Su poder con nuestra clase de vida fiel. No basta con decir que somos
fieles. ¡Es tiempo de demostrarlo: en la oficina, en el barrio, en el hogar y
en nuestra mente! ¡Vale la pena ser fiel al Señor porque Él siempre es fiel
hacia nosotros y bendice a los fieles! ¡Gloria a Dios!
Dios
les bendigaabundantemente.
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