UN
MOMENTO CON DIOS
Buena
fama
"Vale más tener buena fama y reputación, que abundancia de oro y plata". (Proverbios 22. 1)
En los tiempos antiguos, el nombre que se le daba una persona era un sinónimo de su personalidad. El nombre que una persona tenía definía su personalidad y su futura reputación.
Actualmente
las cosas han cambiado notablemente. La mayoría de las personas creen que
necesitan ser famosas y ricas para tener un buen nombre. Hoy vemos como nunca
antes a la gente corriendo en forma desmedida en busca de promoción y fama. Son
capaces de vender su vida al mismo diablo con tal de conseguir popularidad.
El pasaje de hoy nos dice que la posición y/o las riquezas, no definen el buen
nombre y la buena fama. Muchos tienen un nombre y una fama degradada por el
pecado. Son personas con hábitos de vida contrarios a lo que Dios enseña en su
Palabra (La Biblia). Ellos viven de acuerdo a sus parámetros pero no según los
principios exitosos de la Palabra de Dios.
Si queremos
en esta vida alcanzar buen nombre y buena fama, será por nuestra calidad de
vida y no por lo que tenemos. No todos los ricos y famosos son buenas personas.
El dinero muchas veces degrada a la gente y la hace arrastrarse como animales.
Si decidimos caminar en esta vida fielmente como cristianos, teniendo a la
Biblia como nuestro patrón de vida tengamos la absoluta seguridad de que tendremos
un excelente nombre y buena fama. Todos nos conocerán por ser hijos fiel del
Señor.
Preguntémonos ¿Somos conocidos por ser fieles a Dios y caminar de acuerdo a su
Palabra? ¿Se habla de nosotros bien debido a que somos personas que caminan en
integridad y pureza o somos conocidos por nuestro mal testimonio y malos
hábitos?
Lo
que al Señor le interesa es nuestro buen testimonio. Lo que hacemos debe
coincidir con lo que decimos y somos.
Cuidar
nuestra imagen no debe ser una obsesión. Pero sí debe ser nuestra santa
ocupación.
La
gente con los ojos naturales no puede ver a Dios.
Pero
sí lo pueden ver en nosotros.
En nuestra
manera de comportarnos. En nuestra forma de expresarnos.
En
nuestra forma de hablar. En nuestra forma de relacionaros.
Somos
nosotros lo que le mostramos a la gente quien es Dios. Somos representantes de
Dios en la tierra. Somos embajadores
Una
de las tareas de los embajadores es representar y dejar bien visto al país que
representan.
Nosotros
como ciudadanos del cielo dejemos bien parado el nombre de nuestro Dios en todo
lugar donde nos movamos.
Cuidemos
nuestro buen nombre más que las muchas riquezas. Cuidemos nuestra buena fama
más que la plata y el oro.
Cuidemos
de representar bien a nuestro Dios. Los demás lo ven… o no… en nosotros y en
nuestra conducta.
Dejemos
bien visto a Aquel a quien representamos en la tierra.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario