martes, 17 de agosto de 2021

Cada día... El mal de la envidia.

 


CADA DÍA CON DIOS

El Mal de la Envidia

 

La envidia es una emoción muy destructiva, ha existido toda una vida, por eso es un sentimiento muy común, todos podemos sentir envidia algunas veces, otros con mucho mayor grado. 

El Rey David a pesar de ser conforme al corazón de Dios reconoce que en algún momento de su vida casi cae, casi fracasa en lo que hacía. Salmos 73. 2 “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos” el motivo de casi caer la envidia. 1 Samuel 18. 3 “Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos” 

Esta emoción no es nada bueno porque solo traen tristezas en el corazón y el envidioso puede que se aislé, o tenga problemas para relacionarse con la gente. La envidia se produce como consecuencia, que la persona desea lo que no tiene y se trata de compararse con los demás. 

Porque se origina la envidia. 

1. Cuando nos disgustamos por la prosperidad de los demás. 1 Samuel 18. 8 a “Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo.” a Saúl le costaba reconocer lo que David hacía en las batallas. 1 Samuel 18. 6 - 7 “Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles,  Y David a sus diez miles.” A muchos de nosotros nos gusta que los elogios solo sean para nosotros. 

Las personas envidiosas crecen con sentimientos de frustración y vació interior. Lo peor de todo que no podrán alcanzar la felicidad porque tendrán problemas con las personas que le rodea ya que la envidia lo contamina y lo destruye todo. 

2. Miedo de Perder lo que tenemos. 1 Samuel 18. 8 b “: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino” Saúl sabía que iba perder el reino, pero solo le importo cuando se dio cuenta que David se lo podía quitar. Muchos de nosotros no valoramos las oportunidades que Dios nos brinda hasta que vemos que otros las quieren aprovechar.  

Como Controlar la Envidia. 

1. No tratemos de imitar a los demás. Pensemos en que todos somos diferentes y así como a otros les va bien en alguna cosa a nosotros también nos va bien en otras.  

2. Cuidemos de lo que tenemos. Cuidar no es sobreproteger, hostigar, encarcelar o ahogar.  La mejor forma de cuidar a los demás es tratando siempre de mejorar lo que somos.  

3. Si estamos seguros de lo que somos o de lo que hacemos no tenemos por qué sentir envidia de los demás. 

Consecuencias de la Envidia.  

1. Enemistad con los demás. 1 Samuel 18. 9 “Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.” Es difícil y hasta imposible tener buena convivencia con los demás si se vive inseguro y lleno de miedos. 

2. Causamos daño a los que decimos amar. 1 Samuel 18.11 “Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces.” Una persona envidiosa no es consciente de sus malos actos. 

3. Dejamos de cumplir con nuestras obligaciones. Los demás hacen lo que nos corresponde a nosotros cuando nosotros dejamos de cumplir. 1 Samuel 18. 16 “Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos.”  

4. Actuamos solo con maldad, convirtiendo nuestra vida en un desastre. 1 Samuel 18. 19 - 20 “Y llegado el tiempo en que Merab hija de Saúl se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel meholatita. Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos.” Nuestros deseos son como un bumerang, todo lo malo o lo bueno que deseamos a los demás terminan regresando a nosotros. 

La Envidia no es más que un sentimiento de inseguridad frente a las habilidades de otras personas. Las personas envidiosas dejan de luchar y hacer lo que tienen que hacer por estar pendiente de lo que hacen los demás, todos tenemos dones y talentos, no necesitamos desear lo de los demás, todos somos importantes y muy valiosos por lo que Dios nos ha dado. 

Dios les bendiga abundantemente.

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