CADA
DÍA CON DIOS
Una
Vida con Cristo.
Recibir a Jesucristo en nuestro corazón es mucho más que tan solo creer que ahora ya somos merecedores de todos los milagros posibles.
Recibir
a Jesucristo en nuestro corazón es empezar con él una relación maravillosa.
Es
llegar a ser Él y nosotros uno solo. Juan 17. 21 “para que todos sean uno; como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para
que el mundo crea que tú me enviaste.” Tener una vida en Cristo significa que
ahora nosotros, el padre y el hijo somos uno solo, debemos actuar como ellos
actúan.
Como
podemos llegar a tener una Vida en Cristo.
1.
Conociéndolo. Deuteronomio 32. 4 “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque
todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en
él; Es justo y recto.” Nadie puede llegar a tener una perfecta relación con
alguien si no lo conoce. Entre más conocemos a alguien más nos unimos
a esa persona.
2.
Acordándonos de las cosas maravillosas que él ha hecho antes. Deuteronomio 32.
7 “Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas
generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos
te dirán.” El conocer la forma como Jesucristo ha actuado en el
pasado nos da confianza y aumenta nuestra esperanza en los momentos de
crisis.
3.
Entendiendo que los problemas son entrenamiento para nuestra vida. Deuteronomio
32. 11 “Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus
pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas” Cuando los
aguiluchos son pequeños el águila le lleva su alimento, pero cuando crecen y no
quieren volar el águila sacude el nido para incomodarlos y obligarlos a
volar.
El
águila vuela por debajo de los aguiluchos casi llevándolos entre sus alas para
protegerlos y ayudarlos en caso de que al primer intento no puedan volar.
4.Él
Nos guía. La decisión de seguirle o no es nuestra. Deuteronomio 32. 12 “Jehová
solo le guio, Y con él no hubo dios extraño” Dios no quiere personas que le
sigan de manera obligada, o por miedo a condenarse.
O por
interés de un milagro. La necesidad se convierte en ese elemento que nos obliga
a estar con Dios. Las personas que siguen a Dios por un milagro por lo general
cuando obtienen lo que querían se olvidan de él. Deuteronomio 32. 15 “Pero
engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces
abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación”
5.
Reconociendo que Dios es quien hace que lo que hacemos se multiplique. Deuteronomio
32. 30 “¿Cómo podría perseguir uno a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si
su Roca no los hubiese vendido, ¿Y Jehová no los hubiera entregado?” Nuestros
esfuerzos no bastarían para lograr todo lo que tenemos.
6.
Reconociendo que por su amor no nos destruye. Deuteronomio 32. 36 “Porque
Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando
viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre” Ninguno somos
lo suficientemente buenos como para ganarnos los favores de Dios, él nos
ayuda por misericordia.
7.
Entendiendo que Dios pelea por nosotros. Deuteronomio 32. 43 “Alabad, naciones,
a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de
sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo” Saber que Jesucristo
siempre está con nosotros para protegernos nos une más a él y lo amamos más con
nuestro corazón.
Jesucristo
quiere que tengamos una vida juntos. Que nuestro caminar este determinado por
su caminar. A través del Espíritu Santo mediante la oración y la Palabra
podemos unirnos con Cristo y tener una vida con él.
Dios
les bendiga abundantemente.
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