lunes, 17 de mayo de 2021

Cada día... Refugiémonos en Jesús.

 


CADA DÍA CON DIOS

Refugiémonos en Jesús

 

No importa cuán entregados seamos a Cristo o cuan buenos cristianos seamos, por ser humanos siempre estamos expuestos a cometer errores o a equivocarnos.  

Por esta razón Dios que es misericordioso dejo tres ciudades como refugio. Deuteronomio 19 4 - 5 “Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá” 

Los que huyeren a esas ciudades siendo culpables de su crimen debían ser expulsados de la ciudad. Deuteronomio 19.  11- 12 “Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades; entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la sangre para que muera.” 

En este tiempo ya no existen ciudades de refugio ahora Dios a través de Jesucristo es nuestro refugio. Salmos 46. 1 - 3 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2 por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;” 

La gran diferencia de Jesús con las ciudades de refugio es que a pesar de nosotros ser culpables no somos arrojados fuera, Jesús nos justifica delante del padre. Romanos 3. 24 “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” 

Como Refugiarnos en Jesús. 

1. Reconociendo que hemos fallado. Romanos 3. 9 “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.” La única forma de buscar ayuda es cuando reconocemos que estamos fallando. 

2. Arrepintiéndonos de corazón. Mateo 4. 17 “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” La única forma de conseguir o alcanzar la perfección es si corregimos lo malo que estamos haciendo. Sin corrección no hay perfección. 

3. Permitiendo que Jesucristo more en nuestro Corazón. Apocalipsis 3. 20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” Solo si abrimos la puerta de nuestro corazón y permitimos que él entre el podrá corregir lo que está fallando en nosotros. 

4. Dejando que Jesucristo transforme nuestra vida.  2 Corintios 5. 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” Solo Jesucristo puede hacernos nuevos.  

5. Estudiando la Palabra de Dios de manera constante. Josué 1. 8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” La Palabra de Dios tiene poder para hacer que todo lo que hagamos nos salga bien. 

6. Manteniéndose siempre en oración. 1 Tesalonicenses 5. 17 “Orad sin cesar.” Orar no solo es hablar con Dios, a través de la oración podemos entrar a la presencia de Dios y disfrutar de él. 

7. Congregándose para ser formados por la Palabra. Hebreos 10. 25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” En la unidad del pueblo Dios se manifiesta y podemos fortalecernos los unos a los otros. 

8. Manteniéndonos siempre en la presencia de Dios. Debemos entender que fuera de Jesucristo nada podemos hacer y sobre todo perdemos su protección. Juan 15. 5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hace” 

Que Jesucristo sea nuestro refugio no significa que no tengamos problemas, que Jesucristo sea nuestro refugio significa que con el tendremos tiempo para descansar y seguir adelante con nuestras diferentes luchas, si Jesucristo es nuestro refugio siempre tendremos otra oportunidad de volver a comenzar.  

Dios les bendiga abundantemente.

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