CADA
DÍA CON DIOS
Agradando
a Cristo
Jesucristo es Dios y nosotros sus súbditos a pesar de que Dios prefiere llamarnos hijos y Jesucristo sus hermanos.
Ya
que Jesucristo es nuestro Dios es necesario que entendamos que una de nuestras
responsabilidades es agradar su corazón.
Muchos
de nosotros nos creemos con el derecho de exigirle a Jesucristo y si no hace lo
que le pedimos o lo que le exigimos nos enojamos y lo amenazamos con
ya no seguirlo o dejarnos de congregar.
Como
Podemos agradar el corazón de Cristo.
1. Destruyendo
de nuestra vida todo aquello que nos aleja de Él. Deuteronomio 12. 2 “Destruiréis enteramente todos los lugares
donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los
montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.” Aunque
ahora decimos servir a Cristo muchas veces conservamos en nuestro corazón
costumbres y tradiciones del mundo.
2. Debemos
someternos a su soberanía y no hacer lo que a cada uno nos parece. Deuteronomio
12. 8 “No haréis como todo lo que
hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece,” Ser cristiano es
aceptar que es Jesucristo quien direcciona nuestra vida.
3. Presentándonos
en el templo. Deuteronomio 12. 11 “Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere
para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando:
vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas
elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis
prometido a Jehová.” Es verdad que Dios está en todo lugar, pero él quiere que
nos congreguemos como una muestra de muestra Amor.
4. Alegrándonos
en la presencia de Dios. Deuteronomio 12. 12 “Y os alegraréis delante de Jehová
vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y
vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no
tiene parte ni heredad con vosotros.” Cuando nos presentamos delante de Dios
debe ser con una actitud de alegría y agradecimiento
El
mandato y la condición para Dios darnos todo lo que le pedimos es que nos
deleitemos cuando estemos con él. Salmos 37. 4 “Deléitate asimismo en Jehová, Y
él te concederá las peticiones de tu corazón”
No
hay cosa más triste que estar con alguien sabiendo que esta incomoda con
nosotros, lo triste de una relación es saber que la persona que está con
nosotros solo está por obligación o porque le toca.
Dios
quiere que lo amemos y no de cualquier forma él quiere que lo amemos de
todo corazón. Marcos 12. 30 “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este
es el principal mandamiento.”
5. Renunciando
al Acomodamiento. Deuteronomio 12. 13 “Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en
cualquier lugar que vieres” Orar desde la comodidad de nuestra cama es fácil,
pero Jesucristo quiere que nos movamos que al menos nos desacomodemos un poco
para buscarlo.
6. Cuidando
a los ministros de Dios. Deuteronomio 12. 19 “Si estuviere lejos de ti el lugar
que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar de tus
vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y
comerás en tus puertas según todo lo que deseares.” Tanto en lo espiritual como
en lo secular debemos cuidar de quienes nos sirven.
La Palabra
de Dios dice que debemos compartir la bendición con quienes nos ayudan a
conseguirla. Gálatas 6. 6 “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de
toda cosa buena al que lo instruye.”
7. No
practicando nada de lo que se practica en el Mundo. Deuteronomio 12. 30 “guárdate que no tropieces yendo
en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no
preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas
naciones a sus dioses, yo también les serviré.” el hacer las cosas del mundo
entristece el corazón de Dios.
8. Honrándolo.
A Dios le molesta que la gente del mundo, los que tienen dioses falsos los
honran y los cristianos que decimos ser hijos de Dios no lo honramos. Malaquías
1. 6 “El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si yo
soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice
el Señor de los ejércitos a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi
nombre—. Pero vosotros decís: «¿En qué hemos menospreciado tu
nombre?”
Dios
es Dios y nuestra obligación y responsabilidad es honrarlo, amarlo y obedecerlo
en todo. Nuestra obligación de cristianos es agradar el corazón de Dios.
Dios les bendiga abundantemente.
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