martes, 18 de mayo de 2021

Cada día... Ganando nuestras batallas.

 


CADA DÍA CON DIOS

Ganando nuestras Batallas

 

Dios le dio a su pueblo la tierra prometida que tanto anhelaba, pero si el pueblo quería mantenerse en la bendición tenía que enfrentarse a constantes guerras, unas para conquistar lo que querían y otras para conservar lo que habían conquistado. 

Jesucristo es maravilloso y nos bendice de manera diaria, pero debemos entender que igual que en la antigüedad para conservar esas bendiciones o para ampliarlas es necesario que estemos librando batallas de manera constante. Posiblemente esas guerras ya no sean bélicas, pero tenemos cantidad de guerras emocionales, económicas. Etc. 

Jesucristo no nos niega el hecho de que en este mundo siempre tendremos problemas. Juan 16. 33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” 

Ya que el pueblo de Dios se enfrentaría a constantes guerras era necesario que Dios lo preparara para salir victorioso. 

Ya que es inevitable que nosotros tengamos que enfrentar cantidad de guerras es necesario que aprendamos a pelear para salir bien librados de ellas. 

Como Ganar nuestras Batallas. 

1. Controlando nuestros temores. Deuteronomio 20. 1 a “Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos,” Los miedos nos paralizan y nos hacen actuar de manera incorrecta.  

Tener miedo es normal, lo que no es normal es que nos dejemos dominar por los miedos. 

2. Creyendo que Dios siempre está con nosotros. Deuteronomio 20.  1 b “porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.” No importa cuán grandes sean nuestros enemigos con Jesucristo siempre seremos vencedores.  

Cuando más desesperados estemos o cuando no sepamos que hacer, es cuando más cerca de nosotros esta Jesucristo. 

3. Juntémonos con personas que nos animen a seguir luchando. Deuteronomio 20.  2 - 3 “Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;” Las personas que nos dicen cosas negativas nos hacen desfallecer, las personas con comentario positivos nos estimulan a seguir luchando. 

No permitiendo que nuestra manera de pensar o de actuar nos desanime, debemos animarnos y animar a los demás. 

4. Creyendo que Dios Pelea por nosotros. Deuteronomio 20.  4 “porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.” Creer que Dios pelea por nosotros no significa que no tengamos que hacer nada, saber que él pelea por nosotros nos da tranquilidad y confianza a la hora de pelear.  

5. Prestando nuestra mayor atención a cada batalla que libramos. Deuteronomio 20.  5 - 7 “Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.  ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute.  ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome.” Debemos aprender a tener prioridades en nuestra vida. 

6. Superando nuestros miedos y no contagiemos a otros. Deuteronomio 20.  8 “Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.” El desánimo es contagioso podemos desanimar o nos pueden desanimar. 

7. Entrenando para la guerra. Salmos 144. 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra” La única forma de ganar todas nuestras batallas es entrenándonos para lograrlo. 

Mientras estemos en este mundo es inevitable enfrentarnos a diferentes guerras, emocionales, físicas y económicas. Dios no nos evita enfrentarnos a nuestras guerras, pero si promete siempre estar con nosotros para ayudarnos a salir victoriosos. Esforcémonos, seamos valientes, nunca nos soltemos de la mano de Dios y saldremos victoriosos. 

Dios les bendiga abundantemente.

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