domingo, 30 de agosto de 2020

Tiempo... santiago 1. 5

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1.5)

 

La preparación es esencial para cualquier área de la vida, especialmente si vamos a tener algún tipo de eficacia. El libro de Santiago nos recuerda la importancia de prepararnos para escuchar a Dios, con 4 importantes enseñanzas:

Abrir nuestros oídos: estar pronto para escuchar. Tener oídos abiertos significa que recibiremos lo que Dios tiene que decir sin discutir, sin pelear y sin mostrar una actitud orgullosa.

Cerrar nuestros labios: ser lentos para hablar. Alguien ha dicho en broma: “Dios nos ha dado una boca y dos oídos para que escuchemos dos veces más de lo que hablamos” Realmente no podemos escuchar a Dios si estamos hablando constantemente. A veces debemos prepararnos para escuchar a Dios en silencio.

Mantenernos calmados: ser lentos para la ira. La ira es una emoción que constantemente batalla contra la Palabra de Dios y finalmente evita que ésta cause el impacto que debe causar en nuestra vida.

Limpiar nuestras vidas: deshacernos de toda suciedad moral y del mal que prevalece tanto y aceptar humildemente la Palabra. Así como una infección afecta nuestro oído físico, el pecado bloquea nuestros oídos espirituales evitando que escuchemos lo que Dios tiene que decir.

Nuestro corazón es como un jardín precioso. Si se le deja solo, la tierra sólo producirá mala hierba: materialismo, preocupación, odio, celos, envidia, palabras duras, problemas. Por el contrario, si aquella tierra es labrada en La Palabra de Dios, sólo producirá buenos frutos.

¿Estamos preparados para escuchar lo que Dios tiene que decirnos?

Pidamos al Señor un corazón presto para escuchar Su voz que cada día intenta alcanzarnos. Que abra nuestros oídos y nuestro corazón de forma que podamos entender la forma en que nos habla y descubrir los caminos por los que nos guías hacia el bien.

Dios les bendiga abundantemente.

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