UN MOMENTO CON DIOS
Nuestra adopción
“A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un
principio a ser como su Hijo”. (Romanos 8. 29)
Estábamos destinados a ser
como Jesús, pero la traducción de la palabra “pecado” es justamente, “Errar al blanco”.
A causa del pecado hemos errado nuestro destino y necesitamos ser salvados y
encausados nuevamente.
“Para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos”.
Que privilegio que tenemos, ser llamados hermanos de Cristo, recordemos que
Efesios nos dice que hemos sido adoptados, por tanto, somos “hermanos
adoptivos”.
“¿Qué más podremos decir? ¡Que, si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar
contra nosotros!” … “¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas
las cosas?”.
Que confianza podemos tener en Dios, quien no ha dejado nada descuidado, nada
nos puede pasar sin que Dios lo permita, por tanto, podemos estar seguros en
sus manos. Hasta el enemigo, cuando nos ve, ya no nos ve solos, sino que ve a
Cristo en nuestra vida y evidentemente, tiene que pensarlo bien antes de
atacarnos.
“¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido?” … “¿Quién nos podrá separar
del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el
hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta?”.
Donde podemos encontrar un nivel de amor tan alto, un cuidado tan intenso, todo
esto es por fe, por tanto, solo nosotros podemos separarnos de Dios, dejando de
creer, por eso cuidemos una salvación tan grande y un privilegio tan
maravilloso como el que tenemos.
“Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”…
“¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús
nuestro Señor!”.
¡Gloria a Dios! Somos más que victoriosos en Cristo, y nada nos puede separar
del amor de Dios.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario