UN MOMENTO CON DIOS
Frente a las tormentas de la
vida
“El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá lleno de reposo el hombre; No será visitado de mal”. (Proverbios 19. 23)
Las tormentas de la vida
pueden golpear con fuerza, pero no tienen por qué destruirnos, por abrumadoras
que sean. Si alguien entendió esto, fue Job. Muchas personas podrían mantenerse
firmes ante la pérdida de todas sus posesiones, pero Job también perdió la
salud y a sus hijos. Sin duda, quedó devastado de un modo que pocos de nosotros
llegaremos a conocer. Sin embargo, a pesar de todo, pudo decir: “Mas él conoce
mi camino; Me probará, y saldré como oro.” (Job 23. 10). Job reverenciaba al
Señor, honraba Su autoridad y estaba dispuesto a someterse a Sus grandes
propósitos. Y porque así lo hizo, Job salió victorioso de los desafíos.
Así es como sobrevivimos
nosotros también a las pruebas, confiando en Dios y dándonos cuenta de que Él
está logrando cosas buenas en nosotros a través de ellas. Sí, hay un aspecto de
las tormentas de la vida que es malo, que puede destruirnos y dejarnos
completamente destrozados. Pero cuando nos sometemos al Señor, las
circunstancias difíciles pueden hacernos más fuertes, sensibles, humildes,
abnegados y compasivos. Pueden enseñarnos la verdadera obediencia al Padre
(Hebreos 5. 8) y a atender a los demás con simpatía y misericordia (2 Corintios
1. 3 - 4). En otras palabras, de esas tormentas podemos salir y saldrá algo
bueno, si permitimos que Dios actúe a través de ellas.
Confiemos en el Señor. Entreguémonos
a Él y dejemos que nos sostenga: «echad toda vuestra ansiedad sobre Él, porque
Él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5. 7). Y, como Job, serás como el oro,
más que vencedor gracias a Aquel que te ama (Romanos 8. 37)
Dios les bendiga
abundantemente.
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